Un año que va, otro que viene

Otro mes mas que se va, otro año mas…

No pude evitar un dejo de melancolía el último día del año. Quizá fuera que pesque un resfrío bastante decente y que el mismo día 31 me llego la bendita menstruación, con un adelanto de casi cuatro días. Aun así, no quise volver a recordar que todos mis planes del 2006 se fueron de vacaciones con intenciones de no retornar y volví a sentarme frente a la computadora a crear mi nueva lista de objetivos para el 2007. Como dicen por ahí: poniendo por escrito de forma clara, concreta, con fechas, números, lunares y señales, cada uno de mis sueños. Da gusto verlos en colores, tan reales, tan posibles.

La Ley de la Atracción dice que debo pedir con emoción; involucrando sentimientos positivos en la petición, y que debo ser capaz de esperar que el hecho suceda, cosa que no es fácil. En otras palabras, estoy empezando a remodelar mi idea de la esperanza y de que el éxito es el resultado del esfuerzo sublime.

Para ello hace falta coraje; ese tipo de coraje necesario para dar un salto al vacío sin estar seguros que hay una colchoneta debajo. Dicen que el coraje no es mas que el miedo después de decir sus oraciones y esta también es parte de mi tarea para el año: la de lograr algun tipo de conexión divina de una manera intima y tratando de crear una relacion verdadera, no como si tratara con un ente lejano que aparece en el horizonte de forma esporádica.

El camino de menor resistencia seria el olvidarme de tener hijos, en lugar de seguir lo que mi corazón quiere. Pero eso no seria dejarme llevar, seria pura y llana cobardía. Y yo no seria hija de mi padre si alguien, aunque mas no sea yo, pudiera llamarme cobarde.

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