Los niños son personas interesantes

Ya con mi resfrío y mi congestión bajo control, la vida se ve menos nublada…

Estos días que han pasado y con la ausencia de clases, hemos tenido varios niños en la oficina. Me siento algo culpable de decirlo pero debo reconocer que a veces huyo de los niños, sobre todo cuando actúan en masa. El hecho de que quiera desesperadamente tener uno mío y que lo voy a adorar, así me salga mas malcriado que su padre, no quiere decir que de pronto me vaya a convertir en maestra de jardín.

Mis oídos están acostumbrados a ciertos decibeles que normalmente no superan las notas más altas de Sarah Brightman. Es hermoso ver jugar los niños en la playa hasta que te pasan por al lado arrastrando un tsunami de arena sobre tu cara, cuando tratabas de dormir una placida siesta al sol. La semana pasada cuando volvía de trabajar en Republica Dominicana, después de haberme levantado a las seis y media de la madrugada y cuando me disponía a acovacharme en mi asiento diminuto de avión para darle un poco de placer a mis ojos cansados, aparece una madre con expresión de disgusto rodeada de cuatro niños, uno de ellos de pecho. Las dulces criaturas se pegaban, gritaban y corrían por el pasillo aun vacio del avión mientras la madre buscaba cansinamente sus asientos. El rostro y el estado de la ropa de la mujer daba por entendido que ni estaba para perder el tiempo ni le importaba un pito si unos de los párvulos decidía viajar en el ala del avión, ni tenia la menor intención de poner un poco de disciplina. Cerré los ojos, me puse mis esplendidos auriculares que aislan el sonido y rogué porque la marabunta tuviera asientos bien alejados del mío.

Sin embargo, es fascinante observarlos y si bien a veces pueden ser crueles y posesivos, tienen muchas cualidades que es una pena que se vayan perdiendo con el tiempo. Una de ellas es la capacidad de hacer amigos. Cuando somos adultos encontramos que el resto de la humanidad no nos comprende o nos rodeamos de gente con estilos similares y metas comunes, perdiendo así la diversidad enriquecedora. Cuando era chica, mis amigos eran mis vecinos y algunos de mis compañeros de colegio. El tema no era la compatibilidad de caracteres sino que cuando los medios de movilidad son limitados, la vida social se determina por una cuestión geográfica. Y así como Mafalda tenía alrededor a personalidades totalmente disímiles, así nosotros teníamos a nuestros Manolitos y nuestras Susanitas. Y algunas de esas personas siguen siendo mis amigos de toda la vida; me unen a ellos esos lazos que nunca pude reproducir en la vida adulta. Donde se produce esa separación entre la vida “privada”, la vida “familiar” y la vida “social”. Cuando nos pusimos tan selectivos? O mejor dicho, por que?

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