Hoy sinceramente las enseñanzas del Dalai Lama se me escapan (mis arrebatos de fe son como amores de colegio, frágiles y perecederos) y me levante pensando que estoy igual que cuando empecé hace cinco años: implorando porque en un par de semanas llegue la bendita doble línea roja. Es decir, me pregunto si vale la pena todo este dolor para aprender algo que a todas luces se me escapa, ya que bien feliz vivía yo en la ignorancia, antes de meterme en estos berenjenales. Me pregunto yo, que metafísico propósito tendrá ser versada en hormonas, calibres de agujas o suplementos vitamínicos.
Acabo de llamar a la clínica para que me envíen copia de mi historial clínico y recordé nuevamente el grosor del expediente completo cuando la enfermera mencionó que con todo gusto, aunque en mi caso pudiera tomar algo mas de tiempo y en algunos casos, a discreción del medico, el proceso también tiene un costo. Sin duda, las horas de fotocopiado que llevara la tediosa tarea que les acabo de encomendar, será merecedora de un honorario “discrecional” generoso por parte del medico. Será que en este camino no hay nada gratis?
Solo quiero ver de donde vengo y hacia donde voy. Ese historial es la etapa más triste de mi vida, por lo que debería tener más enseñanzas que Don Juan y me pregunto cuantas mas serán las “lecciones” que me esperan en el futuro.
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Chau Mamá...
Hace 9 años.
1 comentario:
Dana... que decir, todas sabemos de esos dias que nos agarra la sensacion de sentir todo el peso de lo ya recorrido y mirarnos y vernos vacias... hasta cuando?
Pronto, pronto tengo la fe de que despertaremos y mirar los ojos de nuestros bebes nos hara olvidar todas las paginas de nuestro historial medico.
Besos y a seguir segui y seguir!
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