24 de mayo de 2007

Joan Manuel

Me gusta mucho leer y siempre he sentido una profunda admiración por la gente que escribe bien; me da igual si es prosa, poesía o literatura infantil. Si además de escribir, sabe hacer música y cantar, mi admiración pasa a ser embeleso. Y es así como a los quince años me hice fiel seguidora de Joan Manuel Serrat, incluso cuando años mas tarde fue perdiendo la voz, incluso cuando algunos años mas tarde dejo de producir discos. Me aburre un poco su postura política; me gustan más sus historias de gente común, “Pueblo Blanco” o “Penélope”. Lo vi en recitales varias veces, en el estadio mundialista de Mar del Plata, en Miramar, en el Jackie Gleason de Miami y tuve la inmensa fortuna de conocerle personalmente cuando estuve viviendo en España.

Esa anécdota la conservo con mucho cariño. Tenía en Madrid una amiga modelo que un día me invito a acompañarla a una cena en la casa de una productora de la cadena de televisión Telecinco. Toda contenta y con una sonrisa de media luna, sabiendo de mis gustos musicales, me dijo que a la cena asistirían Millán Salcedo (genial humorista del dúo Martes y Trece) y el mismísimo Joan Manuel. Se me atraganto la comida cuando la escuche y creo que esa noche dormí muy poco. Corría el año 1992 y Serrat estaba en Madrid grabando su disco Utopía. La cena fue encantadora, no éramos mas de quince personas y esta que escribe, por entonces estudiante, no hizo mas que hablar muy poco, en contra de sus costumbres; reírse muchísimo con Millán, quien acaparo la atención de todos durante la velada y seguir con la mandíbula entreabierta cada palabra del “Nano”. Nos hablo del disco que estaba grabando, con un talante tranquilo y pausado. Se le veía de buen humor y muy a gusto.

En determinado momento, se dirigió a mí y me pregunto si era de Buenos Aires. Le conteste que no; que era de una ciudad pequeña de la costa, llamada Miramar aunque quizá el no la recordara. Debo aclarar que el recital en Miramar fue más bien pequeño; fue un día de verano con un tremendo vendaval, como esos que nos gusta lucir en la costa atlántica. Era tal el viento, que tuvieron que desarmar las pantallas gigantes que tenían armadas en el escenario, a riesgo de salir volando como proyectiles. Cuando le nombre mi ciudad natal, se río y me dijo, pasando la mano suavemente por su pelada incipiente: “ves esto? hasta sin pelo me dejo el viento de Miramar!”.

Muchas veces pienso que soy muy afortunada de tener esos recuerdos tan calidos; de haber recorrido lo que recorrí; de haber visto un atardecer en el Taj Majal y un amanecer entre las montañas del camino del Inca; de haber hablado con el jefe de una tribu Masai en Kenya y de haber tomado te de manzana en la Capadocia de Turquía. También doy gracias por mis afectos, por mi esposo, que es mi familia; por el resto de mi familia que me quiere y me abraza, aun en la distancia; por mis amigos. Esas son las cosas que uno debe valorar cuando las cosas no están tan bien como uno quisiera y cuando directamente una tiene ganas de mandar el Destino a freir espárragos.

Y para ilustrar ese vaivén de la vida, que mejor que unas palabras del Nano, que estoy escuchando en mi Ipod en este mismísimo momento y que fueron las que inspiraron este post:

De vez en cuando la vidanos besa en la boca
y a colores se despliegacomo un atlas,
nos pasea por las calles en volandas
y nos sentimos en buenas manos;
se hace de nuestra medida,
coge nuestro paso
y saca un conejo de la vieja chister
y uno es feliz como el niño
cuando sale de la escuela.

De vez en cuando la vida
toma conmigo café
y está tan bonita queda gusto verla.
Se suelta el pelo y me invitaa salir con ella a escena.

De vez en cuando la vida
se nos brinda en cueros
y nos regala un sueño
tan escurridizo
que hay que andarlo de puntillas
por no romper el hechizo.

De vez en cuando la vida
afina con el pincel:
se nos eriza la piel
y faltan palabras
para nombrar lo que ofrece
a los que saben usarla.

De vez en cuando la vida
nos gasta una broma
y nos despertamos
sin saber qué pasa,
chupando un palo sentados
sobre una calabaza.



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7 comentarios:

Niurka Dreke dijo...

Dana, encanta tu blog, eres barbara escribiendo, yo tengo uno recientico, nunca escribo a nadie ni contesto nada pero como estas en Miami me pareciste muy cercana. Te cuento, soy cubana, vivo en Buenos Aires pero estoy en San Diego, CA. Mi blog se llama La Galeria de las Sombras, pero se entra por lavidaesunbolero.blogspot.com, estos blogs me encantan porque escribo aunque soy abogada, escribo? Tenemos algunas cosas en comun, ademas de amar entranablemente Buenos Aires, tenemos infertilidad,te suena? y no tenemos tildes!!!! Bye, bye. Beta.

Dana dijo...

Beta, bienvenida!
Me pasare por tu blog.
Besos,

Dana

Anónimo dijo...

Genial Serrat!

Naty dijo...

O. es un amor, tenes que sentirte afortunada por tener una persona así a tu lado y él afortunado por tener una Luchadora como vos de media naranja!
Fuerza y coraje!
Besos...

Moni dijo...

No, no, no, te odio con toda mi alma!!!!

Crecí escuchándolo, mi mamá nos taladró la mente!

Adoro esa canción... y te aseguro que cuando finalmente tengas en brazos a tu hijito... tu favorita va a ser esta...

http://mateochuch.blogspot.com/2006_11_01_archive.html

Moni dijo...

http://mateochuch.blogspot.com/2006_11_01_archive.html

Perdón, se me cortó...

sueño con que puedas cantársela vos también!

Dana dijo...

Y si, al pobre lo voy a torturar con Serrat, con Nina Simone, con Frank Sinatra y con Queen... Total para deformar el oido con rap y hip-hop ya va a tener tiempo, ja, ja
Eso si, de cantar ni hablar; a ver si piensa que eso es musica y lo traumo de por vida!!

Besos,

Dana

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