Charlas de amigos

A medida que van pasando los años, las conversaciones con los amigos van cambiando. Una va pasando de qué juguete te regalaron, a que me pongo el sábado a la noche y a que usas para no quedar embarazada. Una confirma que se acabo la fiesta cuando escucha en el comedor de su casa la siguiente conversación, un sábado a la noche, en una cena informal entre tres parejas de amigos:

- (Amiga R) “y cuantos minutos tenes que dejar las piernas para arriba?”
- (Amiga M) “por lo menos quince minutos, para que el esperma pueda ir mas rápido”
Para mis adentros pensaba, y aun a riesgo de arruinarles la ilusión, que aunque el esperma manejara un Ferrari y contratara a Schumacher para manejarlo, en quince minutos no llegaría ni a saludar de lejos las trompas.
- (Yo) “no… por lo menos media hora y, si es posible, toda la noche para darle oportunidad a todos los nadadores. En realidad lo que tenes que hacer es levantar la cadera, no las piernas.”
- (Esposo de amiga R.) “claro, para que actúe la gravedad”

Y toda esa charla sucedía tranquilamente a la mesa, mientras comíamos un rico asado de tira, como quien habla de los nominados a los Oscar o de la ola de frio que esta pasando por Florida.

A la altura del postre, estábamos en:

- “me gaste cuatro cajas de test de ovulación este mes y todavía no se cuando ovule”
- “porque no te compras un monitor o una pulsera?”
- “una pulsera?”
- “si, mide los cambios en la piel por la presencia de ciertas hormonas y te avisa cuando estas por ovular”

Una parte de mi quería salir corriendo a South Beach, hacerme un tatuaje, mandarme un martini y meterme a bailar en Nikki Beach hasta la madrugada. Otra parte me decía “no esta tan mal, espera a que empiecen las charlas de chupetes anatómicos y calentadores para mamaderas”. La inquilina rebelde que llevo adentro me repetía: Que paso con “que libro estas leyendo”? o “escucharon lo que dijo hoy Bush?” o “vamos a los cayos este fin de semana?”.

Sin embargo y aunque la infertilidad tenga menos gracia que una visita al dentista, me quede sentada a la mesa y disfrute de compartir con amigos esos temas comunes. Afortunadamente, mi multidisciplinaria personalidad me permite abrazar a mi adolescente y decirle que aun no ha dejado de vivir aunque la fertilidad se haya transformado en un tema omnipresente. Y quien te dice que esa adolescente rebelde, la mujer intelectual, el espíritu creativo, la madre abnegada y la niña obediente no se emborrachen juntas un día de estos, discutiendo entre risa y risa si es mejor un parto natural o por cesárea.


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