Y se va la... sexta??

Escribo desde el aeropuerto de Cancún. El día esta nublado y juzgo el calor por la pinta de abatido y transpirado del morocho que carga el equipaje mas allá de mi ventana. La valija es grande y probablemente el nivel nutricional del hombre no sea el adecuado para cargarla. Puedo adivinar sus costillas detrás de su chaleco verde fosforescente y mientras se da vuelta para que no se le vuele la gorra con el ventarrón, se le vuelve a caer la misma valija al suelo. Mi corazón parte en pena por el dueño de la maleta y ruego porque no tenga nada frágil adentro.

Y por fin estamos en periodo de descuento. Comenzó la cuenta regresiva para la laparoscopia pero también para el próximo ICSI. Dado que el medico no piensa encontrar un alto grado de endometriosis, me autorizo a comenzar con las pastillas anticonceptivas a partir de ayer; de esa forma podemos ir derechito al tratamiento, una vez pasada la laparo. Yo lo prefiero así; es como empezar a tomar carrera y no parar hasta llegar a la meta. Y como dicen en España, “para atrás, ni para tomar impulso”. O. esta algo descorazonado y tirando a harto. Es normal; como no lo voy a entender yo, que día por medio me tiro en una lucha cuerpo a cuerpo con Dios, el universo o quien diablos se haga pasar por el destino. A veces me apetece llorar pero la mayor parte del tiempo me siento con ganas de ladrar y creo que si me uniera a alguna jauría salvaje, no llamaría mucho la atención. Menos mal que soy abogada, así no se nota tanto.

Y a pesar del miedo al fracaso, del descontrol de las emociones y de todo lo que puede salir mal, hay algo en el fondo que me dice que todo puede también salir bien. Y como no hay otra alternativa que seguir intentando, quiero mirar este tratamiento como si fuera el primero, con ojos frescos y el corazón abierto. Aunque tenga que romperle las rodillas al destino.



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