30 de marzo de 2009

Nueva foto

Durmiendo atravesado en mi utero...


24 de marzo de 2009

Semana Treinta y Dos


El Cansancio se apoya cada día en el balcón de mi ventana. Toma sol pero me mira de reojo; me acompaña a la oficina aunque no me riega las plantas. A las cuatro de la tarde, puntual como lord inglés, se sienta en mi silla y ya no me lo puedo despegar.
Ayer tuve que hacer malabares para espantarlo. Perdí el control de mis párpados y la nuca amenazaba con doblegarse. Tuve que salir de mi despacho, sentarme en un inodoro de la oficina y cerrar los ojos, apoyando mi cabeza en el papel higiénico. Luego, lavarme la cara con frenesí. Si alguien me quiere fresca en el trabajo, que vuelva por la mañana.

Ya me veo en la recta final de esta carrera que comenzó hace tantas lunas, que ya no cabe ni en mis recuerdos. Por lo menos, Maxi ya tiene alguna ropa, cuna











y cochecito.










Que luego no diga que no venía por falta de instalaciones apropiadas.

18 de marzo de 2009

Semana Treinta y Uno

Nunca fui de acumular muchos recuerdos en cajones. Cuando una, además, se muda con frecuencia entre espacios reducidos, aprende a valorar la fotografía y la memoria, por encima de otro tipo de evocaciones. No aprecio en demasía los souvenirs de fiestas, cumpleaños, ni casamientos pero los mantengo por un año, en atención a quien me los regala. Pasado ese plazo, se autodestruyen (bueno, lo de “auto” es debatible). Cuando voy de viaje no me verán en tiendas de turistas plagadas de torres Eiffel y estatuas de la Libertad, sino que traigo, además de fotos, recuerdos prácticos; y es así como en nuestra casa, tenemos porta-velas de Sudáfrica, un termo de Austria, tazas de te turcas, ropa interior francesa o un centro de mesa de ébano de Kenia.

Y si apilar recuerdos en el plano físico no es mi tarea favorita, podrán entender como ayer leía con horror en un blog como varias mujeres coleccionaban mementos de su paso por la infertilidad: fotos de embriones que nunca llegaron a ser, pulseras de hospital, e-mails impresos con condolencias o boletos de avión a clínicas lejanas.

Entiendo el concepto general de querer enseñarle a tu hijo, en el futuro, cuánto fue amado y deseado, aún antes de llegar a esta tierra; pero habiendo tantas maneras de hacerlo, ¿para qué elegir la mas dolorosa? Y si ese niño nunca llega, ¿qué hace una con una caja llena de lágrimas? Se me hace un cajón muy pesado para arrastrar en esta vida.

En mi casa, se han destruido todas las fotos anteriores a las ecografías de Maxi y estoy disfrutando con antelación el día en que arme una hermosa hoguera con todo mi historial médico. Quizá lo haga (o no) en alguna fecha especial como fin de año, la noche de brujas o el día de las fogatas de San Juan y prometo que ese día bailaré bajo la luna y brindaré con una sonrisa.

A quienes gustan de acumular souvenirs y sólo por curiosidad, ¿qué profundo impulso o reacción instintiva los lleva a apilar recuerdos? ¿Tienen miedo a una enclenque memoria? ¿Qué hay de malo en, a veces, olvidar?



Blogalaxia Tags:

4 de marzo de 2009

Semana Veintinueve

Ya estoy en el tercer trimestre. Que lo parió.

Caminar o no caminar; esa es la pregunta. Diría Hamlet, si hubiera estado embarazado.

O. insiste en que debo moverme y sospecho que alguien (aunque no ha confesado, hasta el momento, el culpable) le debe haber dicho que si no camino, voy a tener un parto más difícil o me quedare bizca. Una de las dos. No sé muy bien cuál.

Puedo entender los beneficios teóricos del ejercicio, con o sin relleno en la panza, pero el tema es que a los cinco minutos de empezar a moverme, se me pone la panza toda dura y parece, a juzgar por su peso, que me hubiera tragado un camión con acoplado. Mi instinto femenino me dice que Maxi, desde el más allá, me ruega que me quede quieta. Mi marido dice que a cualquier cosa le llaman “instinto femenino” y que él, más bien, piensa que soy una vaga.

Algo de razón no le falta al hombre, ya que gastar más calorías de las necesarias no suele ser mi pasatiempo favorito. Para colmo de males, el médico de guardia que me atendió durante el incidente de la deshidratación me dijo: “¿para qué queres caminar? No hace falta que camines, si no querés”. Por otra parte, mi profe de yoga prenatal parece ser del club de O. Aunque ella también piensa que los partos deben pasarse sin anestesia y que es bueno tomar baños de luna, así que tampoco hay que darle mucho crédito a sus opiniones.

Mi barriga parece, últimamente, tener vida propia. Y no me refiero al polizón que estoy alimentando, sino al bulto que lo rodea. Por la mañana se levanta (al contrario que su dueña) fresca y relajada, y se va tensando durante el día hasta el punto que, a pesar de pasarme horas sentada en un cómodo sillón de oficina, con figura ergonómica, al ponerse el sol, está toda compungida y tiesa. Los paseos tardíos al baño parecen ser más largos que los de la mañana y Maxi se mueve menos.

¿Caminar o no caminar? Esa es la pregunta.



Blogalaxia Tags:

Personal Blogs - Blog Top Sites Blogalaxia BlogESfera Directorio de Blogs Hispanos - Agrega tu Blog Personal blogs Top Blogs Blogarama - The Blog Directory blogs Personal Blogs
Create blog Anécdotas, historias y relatos TOP 100 WEBLOGS Family Blogs - BlogCatalog Blog Directory