27 de diciembre de 2006

Hierba de Trigo

Estoy sobreviviendo bastante dignamente al mes de diciembre a pesar de los continuos ataques contra mi colesterol y los esporádicos picos de azúcar provocados por la ingesta severa de carbohidratos complejos. No es que sea diabética pero el azúcar refinado y otras delicias que provocan la generación excesiva de insulina, es bastante mal tolerado por los organismos vivientes y parece ser que muy en especial, por los ovarios de las féminas.

Ante todo mantengo mi rutina de verduras varias, jugos de frutas y suplementos como Coenzima Q10, L-Arginina (para la circulación de la sangre y la mejora de la calidad ovárica), DHEA (parece ayudar la respuesta ovárica), maca (la reina de las plantas de la fertilidad), vitex (otra planta que dicen que ayuda a regular los ciclos), hierbas chinas (según mi acupunturista, para una mayor producción de progesterona), vitaminas varias y sobre todo, la infaltable hierba de trigo.

La hierba de trigo fue mi gran hallazgo del 2006. Su relación directa con la fertilidad es cuestionable, aunque parece ser efectiva en las vacas a esos efectos. Como la comparación no es demasiado agraciada, me limitare a comentar que, según dicen las malas lenguas, la hierba de trigo o “wheatgrass” desintoxica y oxigena la sangre, de modo que aumenta la circulación, el nivel de energía y la función del sistema inmune. Solo con eso, mi cuerpo ya esta agradecido. Supongo que el alto contenido de clorofila debe ser causante de parte de sus beneficios y probablemente la espirulina o la clorela tengan efectos similares.

Alguna gente cultiva el pasto en casa, aunque el proceso es algo engorroso (y no apto para manos de queso como las mias) y además se necesitan jugueras especiales dado lo endeble de la hierba. En los supermercados naturistas suele haber algún puesto de jugos donde lo exprimen a la vista y lo venden en vasitos diminutos del tamaño de un “shot” de tequila. La primera vez que lo vi, fue en uno de estos puestos y lo mire con desconfianza. La lógica me decía que si el jugo de naranjas lo vendían en vasos de ocho onzas y aquel líquido verde solo en porciones de una, algo desagradable debía ocultar ese inocente trago. Decidí a puro coraje, mandármelo de un saque. Error. El estomago me lo mando de vuelta con un mensaje de “direccion equivocada” y tuve que hacer un esfuerzo para aterrizar las arcadas y terminar de tragar.

Hace tiempo me di cuenta de la diferencia entre lo que me hace bien y lo que me gusta por lo que, después de leer bastante sobre el tema, estaba decidida a lograr las paces entre mi estomago y la hierba de trigo. Como lo ideal es tomarlo en ayunas, para que el efecto detoxificante sea mas pronunciado, se limitaba mi potencial ingesta ya que los horarios de trabajo interferían con los de la jugueria. Como todo suplemento, gran parte de su efectividad depende de la toma constante durante un cierto periodo, por lo que decidí optar por la segunda mejor opción, bastante más practica, de comprar el jugo congelado.

El jugo viene dosificado en cubos; solo hay que ponerlo en una taza con agua caliente mientras me lavo los dientes y tomarlo antes de salir corriendo para la oficina. Con el tiempo comence incluso a apreciar su sabor dulzon. La primera vez que O. me vio descongelando los cubitos, miro con el ceño fruncido la masa verde no identificada y me pregunto que era. La expresión cambio por una de asombro profundo en el momento en que le conteste. El, como hombre de campo de una zona eminentemente triguera, vio ese cereal nacer en grandes extensiones de terreno cada año de su vida y no podía creer que su esposa estaba tomando jugo de pasto. Miro para abajo meneando la cabeza mientras decía “las cosas que hay que ver…” aunque se que sus labios para adentro decían “cada loco con su tema”…

24 de diciembre de 2006

Feliz Navidad!!

En este dia tan especial, miro al cielo y le agradezco a Dios por todas las bendiciones que me rodean y que hacen que el camino que tengo que recorrer sea mas llevadero. Agradezco por mi familia, mis amigos y todos aquellos que me acompanan en un momento u otro de mi vida, en persona o a traves de la red. Tambien pido porque Jesus venga esta Navidad acompanado de otro nino, aquel que cada uno de nosotros espera tener en sus brazos y en su familia.

Feliz Navidad!!!

Dana

21 de diciembre de 2006

Carta a Papa Noel

Querido Papa Noel:

Hace mucho tiempo que no nos comunicamos y sabrá perdonar usted la demora, pero ya sabe lo que pasa cuando una empieza a creer que de preocupaciones esta hecha la vida. Tampoco le he visto a usted ni a sus renos pasar por casa, pero muy lejos de mi espíritu está ahora generar debate sino mas bien lograr un armonioso acercamiento. Este año tengo una petición especial y quizá sea usted el único que puede ayudarme en mis preces.

Dicen que cualquier problema que pueda ser resuelto con un poco de dinero, no es un problema interesante, por lo que no le haré perder su tiempo pidiéndole los accesorios que le faltan a mi Ipod ni ese camisón de la última colección de Victoria Secret. Faltaba mas, para ello esta aquel que un día juro mantenerse a mi lado en las buenas y en las malas, en los días de playa y en los huracanes, en la austeridad y en los días de liquidaciones.

Se que lo que voy a pedirle es casi un milagro y que alguien pudiera pensar que no se encuentra dentro de los parámetros de su descripción de trabajo. Debo confesar que el año anterior lo intente con su competencia, los Reyes Magos, al considerar que dentro de su calidad de “magos”, el encargo seria fácilmente ejecutable; sin embargo los meses han pasado y los resultados siguen siendo negativos. Acudo a usted en ultima instancia, por considerarlo digno del mas alto de mis respetos y porque creo que en Nochebuena usted es capaz de crear algo que va mas allá de la mera distribución de juguetes. Y llamemos a las cosas por su nombre, cualquiera que sea capaz de hacer volar un trineo y de visitar cada una de las casas del mundo en una sola noche (si bien es una larga noche, debido a las diferencias horarias), es seguramente capaz de otras tareas ciclópeas y dignas del panteón de los héroes o de los mismos dioses.

Como usted ya habrá tomado conocimiento, y quizá sea esa la razón de su ausencia, en mi casa no hay niños. Por alguna razón que desconozco, la cigüeña se encuentra aun en Paris con mi hijo y, a pesar de los reiterados reclamos por nuestra parte, la mencionada ave se niega a abandonar la ciudad de las luces. Debo admitir que yo tampoco cambiaria Paris por Miami pero también que me parece muy mal de su parte no cumplir primero con sus obligaciones, para luego descansar con la conciencia limpia de la labor cumplida, paseando por los Champs Elysees o comiéndose una “crepe” de Nutella en el Barrio Latino.

Usted sabrá disculpar mi atrevimiento pero mi pedido para esa noche tan especial es el siguiente: dado que usted tiene que pasar por Paris y después venir hacia Miami (ya que inevitablemente debe usted viajar de oeste a este a fin de aprovechar el máximo de horas de oscuridad), seria posible que recoja a mi hijo en su trineo y me lo haga llegar a la brevedad?

Tanto mi esposo, mi hijo como yo le estaremos eternamente agradecidos por este servicio y no habría nunca otro regalo que pudiera superar tamaño obsequio.

Aprovecho la ocasión para desearle a usted y a su familia, así como a Rodolfo, mi reno favorito, la mejor de las Navidades y que Dios le conceda la mayor de las bendiciones en este año que prontamente se inicia.

Le saluda muy afectuosamente,

Dana

19 de diciembre de 2006

Por que no siento la necesidad de adoptar

La pregunta ha salido varias veces; afortunadamente no con mucha frecuencia, “y no han pensado en adoptar?”. La respuesta es siempre cordial, esterilizada y genérica: “no estamos interesados por ahora”. Casi nunca me da la gana entrar en detalles íntimos de este tipo con nadie que no sea O.; ademas a veces me es difícil saber a mi misma que hay detrás de un determinado sentimiento, mucho menos poder transmitirlo.

Entiendo la belleza de hacer llegar a tu vida el hijo que el destino te trajo, sin siquiera perder un momento en pensar si vino a través del parto o de la agencia. Una vez escuche de alguien que tiene tres hijos biológicos y uno adoptado “parece mentira pero Ignacio (el niño adoptivo) es quien más se parece a mí”. Mi mente lo entiende y se alegra por esas historias, pero mi corazón no esta en ese lugar y no se si algún día lo estará.

Mi reacción instintiva ha sido siempre fruncir el entrecejo y preguntar por que yo me tengo que conformar con cuidar hijos de otros. Esa visión cambio hace un tiempo cuando el esposo de alguien que conozco le dijo a su esposa: “no son niños de otros… son niños de nadie; no tienen padre ni madre que los cuide”. Bien, debo reconocer que hay algo de verdad en el razonamiento pero hay algún argumento estupido que se relaciona con la línea de sangre, que seguramente es otra de las tantas pilas de basura que una va acumulando con los años, y que me dice que tu hijo tiene que tener tu nariz (aunque en mi caso, mejor estaría sin ella) o tu color de ojos para que sea parte de la familia.

Luego esta el tema de que aun no he asumido el luto de los hijos que no tengo. Yo aun estoy en camino, en carrera y sigo pensando que mi hijo esta por venir. Con sus ojos azules y su piyama rojo. Que diría si llegara y encontrara su cama ocupada?. Parte de este concepto se relaciona con el dolor y la sensación de fracaso que sentiría si abandonara la búsqueda. Y no se puede estar abierta a la posibilidad de adopción sin haber pasado un duelo apropiado; sin haber renunciado a la idea de perpetuar la cadena de ADN que nos toco. La noción de adoptar un niño después de haber tenido un hijo biológico, no se me hace tan difícil de digerir y hasta se me hace atrayente, por lo que mucho debe pesar esta percepcion.

Pero por sobre todas las cosas, me espanta la idea de que mi hijo pueda tener otra madre. Se que en algún momento de sus vidas, muchos hijos adoptivos sienten la necesidad de buscar sus raíces biológicas; esos genes que pudieran contener algunas respuestas para ciertos interrogantes que van surgiendo en la vida. La sola imagen de un hijo mío diciendo “esta es mi madre adoptiva y esta es mi madre biológica” me pone la piel de gallina. En estos momentos, en Estados Unidos se utilizan mucho las llamadas “adopciones abiertas” en las que ambas familias conviven en un clima de espontáneo compañerismo y comparten la crianza del bebe. No podría vivir peor pesadilla. Se que la vida es corta y que el amor no se acaba porque se comparta pero seria como si O. viniera un día y me dijera “vos sos mi esposa y te quiero mucho pero tengo a esta otra mujer que también quiero; no tanto como a vos, pero me gustaría seguir viéndola de vez en cuando.” Si tantos divorcios tienen como base la infidelidad de la pareja, como se hace para tener una postura elegante y gentil en cuanto a los hijos compartidos? como se hace para sobrevivir a los celos de tus hijos?

Se que los hijos (o los maridos para el caso) no son propiedad privada y que “tus hijos no son tus hijos sino los hijos de la vida” pero en mi caso, prefiero que mi corral este cercado...

18 de diciembre de 2006

A la suerte hay que ayudarla

El mes de diciembre debería proclamarse el mes de la panza llena. Cenas por un lado, despedidas de año por otro, fiestas por aquí, cestas de regalos por allá, debo confesar que, aun tratando de no excederme, me siento como un sapo inflado. No quiero, entre toda esta espesura de chocolates, turrones y panes dulces, perder de vista mi objetivo primario y dejar de buscar una vida sana y fértil como el mejor regalo que le puedo dar a mi cuerpo. Por otro lado, no quiero transformar esa búsqueda en una obsesión y dejar de divertirme o comenzar a sentirme culpable por los excesos de mis papilas gustativas ya que eso no es bueno para el espíritu.

En el medio esta casi siempre el buen gusto y el tibio placer. Se que puedo encontrar ese equilibrio; solo tengo que hacer un pequeño esfuerzo extra por mi parte. Se que tengo las herramientas pero también se que tengo que actuar en consecuencia porque con quejarme no arreglo nada. No quisiera verme un día cara a cara con el de arriba y tener que decirle que se me pasó la vida y no tuve tiempo o ganas para vivir o buscar el camino para ser feliz.

Es como aquel viejo cuento donde al paisano se le estaba inundando la casa y subido al techo, le rezaba a Dios para que lo viniera a rescatar. Vinieron los bomberos con un helicóptero y el paisano les respondió “no, gracias, tengo fe en mi Señor y el me salvara”. El agua siguió subiendo y volvió la policía a buscarlo, pero el se siguió negando, “tengo fe en mi Señor y el me salvara”. Con el agua ya en los tobillos, paso un vecino remando con un bote y el le volvió a contestar “gracias, amigo pero tengo fe en mi Señor y el me salvara”. Al poco rato vino una correntada fuerte, se llevo al paisano y fue a parar al cielo. Al verlo a Dios le dice enojado: “Señor, tenia fe en ti y me defraudaste!”. Y Dios le contesto “pero que querías que hiciera? te mande un bombero, un policía y un vecino y tu no te quisiste subir al bote!”

15 de diciembre de 2006

Simplificar la vida

Cuando recién nos casamos, recuerdo una vez que O. estaba regresando de un viaje y yo me pase todo el día anterior pensando en hacer una rica y romántica cena para los dos. Me gusta la cocina y tengo varios libros de recetas; después de mucho buscar, pensé que una langosta con mango era suficientemente sofisticada y a la vez exótica y tropical como para una noche de verano en Miami. Tenia en mi mente todos los detalles, las velas, el mantel que acababa de comprar, la noche estrellada en el balcón, la música de fondo, las colitas de langosta que tuve que encargar especialmente, el vino blanco y la sonrisa Colgate. Lo que no había llegado a imaginar era la cara de O. cuando vio el plato. Si hubiera tenido años de matrimonio, hubiera sabido que su exoticismo llega solo hasta el salmón ahumado y los mejillones en escabeche por lo que mejor me hubiera ido con un churrasco a la plancha.

Mi reflexión del día es que no siempre el mayor de los esfuerzos es el que mejores resultados produce. A veces solo hay que saber ver la belleza en la simplicidad de las cosas. Cuando empezamos la búsqueda del bebe, me preocupaba por cuanto tiempo me tomaría libre en la oficina, a quien dejaría a cargo, donde conseguiríamos niñera, donde dormirían los invitados, si vendría mi madre a ayudarme un tiempo o que tipo de cunas son las mas seguras. Con el tiempo, todas esas inquietudes pasaron a darme risa y ahora la verdad que mi única preocupación es quedarme embarazada; por el momento no me importa si es hijo único o quintillizos, si es niña o niño, si va a dormir en mi cama o si se parece al padre, a la madre o al abuelo.

A veces un simple cambio de enfoque, hace la vida más simple y más llevadera.

13 de diciembre de 2006

El Secreto

Cuando era chica, había algo que se llamaba “plastilina” que no era mas que una pasta flexible de diversos colores que actuaba cual arcilla para moldear figuras o lo que sea que la maestra decía que teníamos que crear ese día. Imagino que ahora los niños deben usar algún material sintético, que no mancha ni se pega, que se conecta a su Playstation, se añade un mágico toque de MP3 y con solo pulsar una tecla, debe salir un muñeco bailando igualito al creado en su imaginación dos segundos atrás.

Que pasaría si rompiera con muchos de los paradigmas que tengo grabados a fuego e incorporados como ciertos, tomara la sustancia con que esta hecha mi mente cual plastilina y moldeara todo a mi antojo, comenzando de cero? Puedo asegurar que no existirían frases como estas: “en la vida, todo es sacrificio” “a partir de los treinta y cinco, el sistema reproductivo se comienza a deteriorar” “las posibilidades de un primer embarazo natural a los cuarenta son casi nulas” “ya sos grande para tener hijos” “tus óvulos son prematuramente viejos” o “ganaras el pan con el sudor de tu frente”. Deshacerse de toda esa basura y creer que toda la gente que sostiene esos pensamientos miente, suena muy bueno para ser cierto, por lo tanto y volviendo a Occam, la explicacion mas sencilla es que no deberia ser cierto.

Sin embargo ayer vi la película “The Secret” (creo que aun no tiene distribución en español aunque buscando en Google, ya se habla algo; en ingles, www.thesecret.tv) y alguna parte de mi (seguramente la mas desequilibrada, pero también la que un día me susurro al oído que creara este blog, que tanta satisfacción me ha dado) quiere creer que algo hay de cierto. El documental se basa en la Ley de la Atracción. Sostiene que es una ley universal que actúa independientemente de que estemos conscientes de ella por lo que más nos vale que aprendamos a usarla en nuestro beneficio. La ley dice básicamente que somos un imán, atrayendo hacia nosotros aquello en lo que pensamos.

Espero no deformar mucho el mensaje cuando digo que ese pensamiento no es una simple idea o esperanza, es un proceso creativo que comprende los siguientes pasos:

1.- pedido con intención y sentimiento
2.- respuesta del universo (o Dios o fuerza creadora)
3.- recibir.

No hay mucho que no se haya escuchado antes pero me pareció novedosa la manera practica de ejecución y la fuerza que se pone al ultimo paso, donde parece estar el motivo por el cual nos solemos atascar. Leí también como hay que hacer para aceptar lo que el universo nos tiene preparado y es “encontrando el lugar emocional de nuestro deseo, viendo en la mente, sintiéndonos felices aun cuando todavía no se ha cumplido, visualizar, agradecer por anticipado, ir a los lugares donde la gente que posee aquello frecuenta. Llenarnos los ojos de nuestro deseo dibujándolo, yendo a las tiendas y viéndolo en los aparadores, imaginar que lo tocamos, lo olemos, lo utilizamos, lo guardamos etc.”. No es una obsesión sino una certeza de que el deseo esta en camino. Se me asemeja menos a un simple rezo y más al modo en que desean los niños su proximo juguete, con pasión.

Otros puntos que me parecieron interesantes:
- Es importante seguir las señales y las intuiciones que aparecen en ese proceso ya que ellas son las que nos marcan el camino para lograr el objetivo.
- La respuesta se produce a nuestros pensamientos, no importa si lo queremos o no. Si pensamos “no quiero llegar tarde”, el universo escucha “llegar tarde”, independientemente del “no quiero”.
- Hay que visualizar el resultado de forma periódica y dejar al universo que decida los detalles del camino por el cual llegara a nosotros
- Agradecer es también un arma poderosa; cada día hay que recordar aquellas cosas que nos hacen felices en nuestras vidas.

No puedo saber si el sistema funciona pero me inclino a creer desde hace tiempo que la próxima era de descubrimientos no va a estar en el universo exterior sino en la mente. Por mi parte, por probar que no quede y ya estoy agarrando una hoja para anotar primero aquellas cosas por la cuales estoy agradecida en la vida y luego, el primero de mis deseos que, puesto por escrito y en publico, adquiere mayor fuerza y que dice mas o menos así: “Entiendo que la ley de la atracción forma parte de mi vida y en el momento justo, podré concebir y llevar a parto natural a un hijo biológico saludable. Se que otra gente lo logra sin esfuerzo y yo lo lograre también. Me doy cuenta que cada día y con cada respiración, me encuentro más cerca de la concepcion. Estoy agradecida por mi hijo/a y confio en que lo veré pronto. Estoy segura que mi deseo será cumplido y me encuentro en paz.” Amen.

11 de diciembre de 2006

La Esperanza

De nuevo, Occam estuvo en lo correcto. Debí haber adivinado que la explicación mas simple era cualquiera menos la “c”. La bendita “c” era un condenado milagro. Ayer llego la famosa menstruación, mi amiga de toda la vida; y no voy a decir nada malo contra ella porque en el momento que deje de venir, se acaba toda expectativa. Pero… que lo parió, podría darse un descanso y dejarle paso a mi milagrito unos meses, no?

De todas formas, y tal vez sea la pertinaz optimista en mi, esa subida de temperatura al final del ciclo se sigue viendo muy rara y, después de conversarlo con O. creemos que, en términos futbolísticos, si no metimos el gol, le pegamos al travesaño. Si eso fuera cierto y aun a sabiendas de haber entrado en terreno puramente especulativo, seria la primera vez en nuestra vida que habríamos concebido de forma natural, hecho que me llena de esperanza.

Ahora bien, las esperanzas renovadas cada mes son un arma de doble filo dado que también renuevan la agonía. El condenado a muerte que recibe una suspensión de su condena cada mes, tiene en su vida un consuelo pero también va adquiriendo la habilidad de sobrevivir a una certera tortura emocional. La posibilidad de salvación lo convierte en un esclavo de sus expectativas y del destino, quien no deja de tirar una moneda al aire para decidir cada segundo de nuestro futuro y de reirse de nuestros intentos de abrir camino por voluntad propia.

Pandora, al abrir su famosa caja, libero todos los males de la humanidad pero la cerro justo antes de dejar escapar a la Esperanza, lo que nos muestra por un lado que los antiguos griegos, nada tontos por cierto, al meterla en el mismo saco la consideraban tan peligrosa como cualquiera de los grandes males y por otro, alguna razon debio haber tenido Pandora para guardarse la Esperanza en la caja hasta que, finalmente, decidió volverla a abrir a pedido del publico.

Cara o cruz. Lo bueno es que, no importa de que lado caiga la moneda, algún día este camino también va a llegar a su fin; como todo lo bueno y todo lo malo en la vida, nada es eterno. Y esa sensación de finitud, de situación irreversible y categórica es, para mí, el mejor de los consuelos.

8 de diciembre de 2006

La Navaja de Occam

La navaja de Occam (o principio de parsimonia) hace referencia a un tipo de razonamiento basado en una premisa muy simple: en igualdad de condiciones la solución más sencilla es probablemente la correcta. El postulado original es “Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem” o, dicho en cristiano, no ha de presumirse la existencia de más cosas que las absolutamente necesarias.

Estos monjes medievales tenían mucho tiempo inerte entre sus manos y tarde o temprano llegaban a conclusiones geniales. El postulado es maravilloso y encaja perfectamente en el engranaje lógico de mis pensamientos. Siempre que se encuentren varias explicaciones a un mismo fenómeno, se debe escoger la solución más sencilla que lo explique en su totalidad, lo que da un cierto peso a la simplicidad como evidencia de la verdad. Si, por ejemplo, veo un coche destrozado en la mitad de la calle, puedo pensar que lo acaba de chocar otro coche, que vinieron extraterrestres y lo aplastaron o que están filmando una película y el coche es un decorado. Si bien en Miami todo es posible y las opciones dos y tres no suenan tan descabelladas, debo admitir que la explicación mas sencilla es la del accidente de transito.

Ahora bien, considerando que estoy en el día veinticinco de mi ciclo y que, si bien los mismos son bastante irregulares, raramente sobrepasan los veintiséis días, la temperatura basal debiera estar bajando y mi cuerpo a punto de recibir la bendita menstruación. Sin embargo, en el día de ayer la temperatura se elevo por encima de lo normal y hoy aun continua alta, aunque algo menos. Las demás condiciones físicas se encuentran en estado normal; ningún otro síntoma ha sido detectado y no estoy tomando progesterona ni ningún otro medicamento. Explicaciones posibles:

a.- fiebre, sin enfermedad aparente
b.- reacción al tratamiento de acupuntura recibido el día anterior
c.- embarazo
d.- falla de mi termómetro
e.- desequilibrio hormonal

Llevo el día tratando de adivinar que diria Occam acerca de cual es la explicacion mas sencilla...

6 de diciembre de 2006

Hablando de hombres

Ayer con sorpresa descubrí que uno de los participantes de este blog es hombre. Y digo con sorpresa porque los hombres no suelen escudriñar entre las bambalinas de hormonas y estimulantes de ovarios. Esta claro que el tema de la infertilidad es una cuestión de dos aunque ninguno de los dos sepa por donde le vienen los tiros pero no estoy segura de que la falta de comprension de ese concepto sea la razón por la cual los hombres no participan en los foros…

Detesto generalizar y seguro que meto la de andar si digo “los hombres” esto o las “las mujeres” aquello, pero algo genérico (perteneciente al genero masculino) debe haber para que el liderazgo absoluto de la infertilidad la llevemos las mujeres. Sin embargo, optare por el método del caso (más seguro y políticamente correcto), de donde seguramente no podremos obtener ninguna conclusión general, porque así de peculiares somos los seres humanos.

En nuestro caso, tengo el apoyo absoluto e incondicional por parte de O.; el me escucha, me acompaña al medico, me toma la mano, me dice que me quiere, me pregunta si todavía la temperatura sigue alta o cuando comienza la “semana mágica” y sigue todas mis instrucciones al pie de la letra. Pero no se si quisiera discutir con el los efectos de la progesterona, las ultimas investigaciones sobre la maca o los protocolos de acupuntura. Ya con una obsesa compulsiva y fanática del control en la casa, basta. O. me baja a tierra y me estabiliza; me ayuda a ver el bosque, yo me pierdo entre los árboles. Somos así, un complemento; yo soy de letras, el de números. Cuando a el lo operaron de la vista, yo fui la que pase meses leyendo, entrando a foros, analizando estadisticas, centros medicos y sopesando cada riesgo, mientras el se limito a sacar cita en el medico y presentarse el día de la operación (porque no podía mandar los ojos por correo).

Y seamos realistas, las FIVs suceden en el cuerpo de la mujer y el hombre no puede ser sino acompañante en el camino. Estoy filosóficamente a favor de la privatización pero hay tareas que, para bien o para mal, no pueden ser tercerizadas. El hombre, aunque solo tenga tres espermas, le basta con presentarse el día de la extracción de óvulos, ir al baño y llenar un tarro mientras que la mujer tuvo que tomar vitaminas, pincharse la barriga durante dos semanas, tirarse patas arriba en la camilla del medico cincuenta y cinco veces, aguantar a las enfermeras, someterse a anestesia, hinchazón, perdidas, retención de líquidos y rezar para que no haya complicaciones.

Quizá sea mi espíritu indómito e independentista pero, si bien me parecen muy tiernas las historias compartidas, en mi caso personal favorezco la división de tareas; prefiero a un esposo mirando desde arriba, siempre atento y con una sonrisa de aliento pero dándome un tironcito cuando ve que me pierdo en la espesura del monte, que alguien caminando a mi par, porque siempre tendría miedo de encontrar un pozo y hundirnos juntos.
Allí, mi amor, arriba y subido a un helicóptero de ser posible, me viene bien…

5 de diciembre de 2006

Almafuerte

Hoy me encuentro de ánimo guerrero y nada mejor que tener presente a Almafuerte y sus Siete Sonetos Medicinales… De el ha dicho Ruben Dario: “…que se ha aislado, enemigo de las hipocresias ciudadanas; que se ha dedicado al cultivo intelectual de los niños, es maestro de una escuela de tierra adentro; que su carácter es bravio y acerado; que adora sus ideales con un hondo fervor; que ama a los pobres y a los pequeños y que tiene la fe de su fuerza y el orgullo viril de su talento. No hay duda: loco, loco de remate!”

I. Avanti.

Si te postras diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas;
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.

Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.

Obcecación asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellen los garfios de la suerte…
Todos los incurables tienen cura
cinco minutos antes de la muerte!

II. Piu Avanti! (mi favorito…)

No te des vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo
y acomete feroz, ya malherido.

Ten el tezon del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como robledal, cuya grandeza
necesita del agua, y no la implora…

Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo tu cabeza!

“No te des vencido, ni aun vencido…” Debería adoptarlo como parte de mi logotipo.
Si alguien hubiera creado estos versos para las FIV negativas, no lo hubiera podido escribir mejor.

Me reservo los siguientes cinco sonetos para no aburrir a la concurrencia en un post interminable…

4 de diciembre de 2006

El pez por la boca muere

Este fin de semana tuvimos bastante gente en casa y aunque me encanta sentir el bullicio alrededor y si por mí fuera, tendría fiestas cada día, termine comiendo más cantidad de dulce y grasas de las que necesitara mi cuerpo en un mes.

Por lo menos, ahora me doy cuenta cuando cometo excesos que sacan a mi cuerpo de equilibrio y puedo darme la cabeza contra el marco de la puerta en forma de castigo. O mejor aun, puedo comenzar el lunes con una limpieza de toxinas.

Cuando hice mi primer FIV, el medico me dijo que hiciera vida normal y que la naturaleza seguiría su curso. “Alguna dieta especial?” “Puedo caminar?” “Por supuesto… vida normal…”. Cuando un medico dice una frase similar, debería tomarse un tiempo para hacer un definición de normalidad. Para mi es normal tomar vino en las comidas, comer lo que me quede mas a mano, no estar quieta un minuto y correr por los aeropuertos.

Julia Indichova me enseño que antes de ser madre de otro ser, primero hay que ser madre de nosotras mismas y que el cuidado del cuerpo es esencial en la generación de buenos óvulos. El tema de nutrición y ejercicio es altamente debatible, incluso entre nutricionistas, sin embargo creo que no hay discusión en la afirmación de que cada alimento que ponemos en la boca tiene un efecto en nuestro cuerpo, positivo o negativo. Si esos mismos alimentos son causantes de ciertas enfermedades o si tienen cierto efecto en las emociones, ahí ya entramos en terreno resbaladizo.

Personalmente, desde hace tiempo, me he declarado experta de mi propio cuerpo y a fuerza de prueba y error, se que combinación de comidas y circunstancias ayudan a mantenerme sana. He leído a lo largo del tiempo muchos libros sobre las comidas que fortalecen la fertilidad y en el fondo, el principio es el mismo: mantener el cuerpo limpio de toxinas, los órganos libres de sobrecarga de trabajo y tener una digestión liviana ayudan a mantener el cuerpo sano. Cuando el cuerpo esta sano y no existen focos que requieran la atención constante de las defensas o de nuestros regeneradores de células, el cuerpo se puede dedicar a otros temas no indispensables para la supervivencia, como la reproducción.

Creo que tampoco hay discusión sobre los beneficios de no tomar alcohol, no fumar, no tomar cafeina y descansar adecuadamente. Después de mucho leer y mucho probar, también he encontrado beneficios en comer poca carne roja y mas pescado con bajo contenido de mercurio; muchas verduras, en especial de colores fuertes, llenas de vitaminas y minerales; nada de azucar ni sucedaneos, apenas algo de miel con el te y mucha fruta para calmar mi sed de dulces; pocos lácteos, que pudieran ser tóxicos para ciertas células de los ovarios (para el calcio tomo algo de yogur y suplementos); nada de harinas blancas y poco trigo en general, también altamente alergenico y, en mi caso, pesadísimo para digerir; incorpore recetas nuevas, elementos extraños a mi cocina como la quinoa (que ha recibido elogios hasta de O.), la sopa miso o la espinaca y compro la mitad de mis ingredientes en los pasillos de productos orgánicos del supermercado, liberándome de pesticidas, hormonas, antibióticos y otros elementos tan dañinos para el sistema hormonal.

Y no me hablen del argumento de que hay adolescentes drogadictas que quedan embarazadas porque la comparación es una estupidez. Para empezar, la infertilidad es una condición médica, incluso aunque la misma comunidad médica no le encuentre explicación; por lo que seria como si a un diabético le dijera “que raro… yo como azúcar todo el tiempo y no me pasa nada…”. Además, el cuerpo a los veinte años tiene tiempo para hacer de todo y el nivel de energía esta en su máxima gloria. Con el paso del tiempo, somos nosotras las que de forma consciente debemos darle al cuerpo un descanso para que sea capaz de seguir haciendo lo que mejor sabe hacer: funcionar como un mecanismo maravilloso.

1 de diciembre de 2006

El peso de la herencia

Hoy tengo uno de “esos días” en los que la tostada se cae al suelo con la mermelada hacia abajo, los hijos siempre son de otros y la ley de Murphy se encuentra en su máximo apogeo. Si tuviera los esquíes puestos, seguro que todas las cuestas serian hacia arriba.

El viejo graffiti de “que paren el mundo, que quiero bajarme” suena como una soñada utopía... De donde cuernos sale que vivir tenga que ser a veces tan duro? Es como una ráfaga de aire helado cuando estas tirada en la playa, luciendo tu mejor bikini.

Parte de la culpa la achaco a mi herencia. Mis padres son inmigrantes; salieron de una España pobre y cansada después de la guerra civil, ambos de familias numerosas y de bajos recursos. Mi padre, con su talento y su esmero capricorniano, se elevo por encima de sus circunstancias y lo considero por sobre todas las cosas, un hombre de éxito. Recio, trabajador, con un gran sentido del humor y una fina inteligencia. Mi madre acarrea por voluntad propia los miedos de toda la familia pero también la risa fácil, la música y la alegria; trabajadora incansable, lucho codo a codo con mi padre para levantar la familia mas allá de lo que le daban sus brazos.

La vida de ellos es un ejemplo para mi pero va cargada de un mensaje que esta grabado a fuego en mi corazón y en mi carácter: “el éxito se puede alcanzar pero nada llega sin sacrificio”. Es así que no creo en el dinero fácil, ni en el amor a primera vista, ni en los negocios millonarios ni en los boletos de lotería.

La idea de sacrifico tiñe todo lo que toco; como he dicho mas veces, tengo mucho que agradecerle a la vida pero nada que no haya pagado primero. Tengo un trabajo que me gusta pero estudie durante diecinueve años para alcanzarlo; tengo una carrera internacional pero para ello deje mi tierra, sola, a los veinticuatro años recién cumplidos; tengo el amor de mi vida, pero me costo mas de diez años conseguirlo.

Quizá sea por eso que ya he dejado de creer que el sexo sea suficiente para tener hijos. Demasiado placer y poco sacrificio…

29 de noviembre de 2006

Quien dijo que no puedo opinar?

Gracias por las felicitaciones de cumpleaños! Este año he decidido hacer mas ejercicio y no cumplir mas años.

Les cuento que el otro día tuve el disgusto de conocer a un niño insoportablemente malcriado. Debo reconocer que alguna vez he dicho que no me gusta hablar de los hijos por temor a encontrarme frente al argumento de que quien no los tiene, no puede opinar. Además, con los genes de O. y los míos, nuestro hijo biológico tendría un alto potencial de ser caprichoso, contestador, malcriado y un poco cínico, por ende, nunca un buen ejemplo (con el tiempo, se cansaría de hacer travesuras e igual sentaría cabeza, creo…).

Bueno, me rectifico; ese argumento es una estupidez. Quien estableció la regla de que hay que hablar solo de aquello que se ha vivido? Con ese argumento nadie podría hablar de computadoras sin ser ingeniero, ni de peces, sin haber sido pescado. Quedarían sin contenido los innumerables tratados sobre la inmortalidad del alma, cuestión altamente debatible, hasta tanto fuera probada fehacientemente la eternidad de la misma y serian imposibles los argumentos metafísicos. Donde quedarían además los grandes novelistas de la historia? No creo que pueda considerarse a Alejandro Dumas un fraude por no haber sido tuberculoso, como Margarita Gautier o a Victor Hugo un mentiroso por no haber robado pan en su vida, como Valjean.

Ahora que he desmontado otra de las tantas falacias que nos consumen, atájense niños malcriados que a la primera de cambio, les viene un tirón de orejas.


27 de noviembre de 2006

Hoy cumplo años

Hoy es mi cumpleaños. Merde. Los cuarenta tienen algo de “glamour” pero los cuarenta y uno ya suenan decadentes. Y sin vender una escoba, como diría mi madre. Tampoco es que fuera mi intención entrar al ramo comercial de los artículos de limpieza pero tener uno o dos hijos si estaba en mis planes a estas alturas.

Lo único decente de este día es que nos lo tomamos libre con O. y estamos esquiando. El frio debe ser bueno para conservarse mejor; al menos funciona para los pollos que tengo en el freezer, por que no habría de ser igual conmigo.

Merde. Mejor me emborracho como dice el tango, “me mamo bien mamao, pa’ no pensar”. Salud.

25 de noviembre de 2006

Los pequeños engaños

Estoy de viaje y haciendo lo imposible por actualizar el blog... (perdon si me retraso en contestar mensajes)

Otra de las lectoras de esta pagina mencionaba días atrás que nadie sabe “la piel que nos toca vivir”. Y me pareció una frase muy sólida y muy real en este sub-mundo en que nos ha caído en suerte movernos. Mucho se ha hablado de las caretas y de los disfraces que usamos los seres humanos para sobrevivir. Vivimos en un baile de mascaras; giramos alrededor de la pista con una sonrisa por fuera y miles de pieles por detrás. La mayor parte del tiempo nos basta con el placer que produce el sonido de la seda del disfraz al dar un giro inesperado y con el convencimiento de que la comunidad que nos rodea también sonríe. Es una especie de ilusión colectiva que ayuda a que la vida sea mas tolerable, porque si bien es difícil vivir a cara descubierta, tanto mas lo es vivir con la piel al desnudo de los demás.El disfraz añade un elemento de sorpresa y de fascinación; lo elegimos nosotros, lo vamos mejorando día a día mientras seguimos bailando y nos fascinan como brillan las lentejuelas bajo la luz tenue del salón.

Si dejáramos de bailar y nos despojáramos del disfraz, el espejo nos devolvería una realidad cruda, la realidad de la imperfección humana y de la magnitud de lo que desconocemos en esta vida. En esa piel estarian talladas todas las marcas, las alegrías, los desencantos, los triunfos y las lagrimas que nos tocaron en esta vida; los hijos no encontrados, los perdidos y los hallados; los amores descartados y los consumidos. Y quien quiere ir por ahí en pelotas? Que hay de terrible en querer usar un poco de maquillaje y unirse al carnaval si con ello damos un poco mas de luz en nuestra existencia?

Es como creer en Dios. No se si Dios existe o no, pero aun si alguien tuviera pruebas irrefutables de su inexistencia, quien tendria el atrevimiento de decirle a millones de creyentes en el mundo, que encuentran en Dios consuelo y descanso espiritual, que es tan solo una chispa de nuestra imaginación?

22 de noviembre de 2006

Amigas en la adversidad

Una lectora de este blog me pregunto como apoyar a su amiga que acaba de pasar por el mal trago de tener un FIV sin éxito, lo que es realmente un gesto generoso y demuestra que el primer paso, que es buscar información, ya esta dado. La respuesta puede ser difícil, incluso para mi, ya que hay situaciones para las que no hay consuelo, solo es posible llorar y esperar a que el dolor vaya amainando rogando a Dios que el impacto haga la menor mella posible en el alma, ya que no hay mas remedio que recoger lo que queda y seguir luchando. Que decir cuando se ha perdido a un ser querido? Que decir cuando el amor de tu vida se va?

La mujer infértil lleva el luto de los hijos que nunca tuvo pero que debió haber tenido y la esperanza hace que ese luto sea interminable y por ende, más doloroso. No importa la armadura que una se invente para protegerse de las malas noticias, siempre existe la esperanza de que el mes siguiente va a ser distinto. Y eso sucede mes, tras mes, tras mes. Año tras año. Es como una herida que se abre continuamente, sin posibilidad de cicatrizacion. Ademas, a medida que los procedimientos médicos avanzan, el cuerpo se somete a procesos invasivos y pareciera que el plantel de la clínica de fertilidad se ha trasladado a tu habitación. Por todas esas molestias además se paga una pila de dinero y la cuenta corriente en descenso se agrega a la pena emocional.

Las necesidades de una amiga con problemas de fertilidad no son universales y para complicar mas la cosa, van cambiando con el tiempo. La eterna optimista que recién comienza y piensa que su problema es pasajero es fácil de sobrellevar; mientras que la que lleva unos cuantos tropezones en su camino, tiene el alma muy sensible, a pesar que a veces no se le note. Esta es la que hay que tratar con más cuidado ya que la veterana, quien ya paso sus años más oscuros, tiene a la infertilidad como parte de su vida y piensa que, si bien la situación es una merde, ya no amerita ser consumida en ella.

Ya he hablado de no decirle que se relaje, ni que hay peores cosas que podrían pasar, ni minimizar el problema, ni que “será el designio de Dios”. Tampoco hay que hablar de adopción, salvo que ella lo mencione primero.

Es muy difícil querer apoyar a alguien que esta pasando por sus “años de luto” porque cada cosa que le digas tiene el potencial de herir. Es un momento agónico para ella ya que el mundo circula alrededor de la fertilidad (o de la ausencia de ella); no hay esperanza sino tan solo una extraña sensación de abandono. Es un lugar muy doloroso que solo evoluciona con el paso del tiempo; en ese momento mantener la cordura es lo prioritario, lo demás pasa a segundo plano. Mi mejor consejo en esos casos es mantenerse a mano, pero a distancia; dejarle saber que estas ahí por si quiere hablar, no hablar, mirar una película, decir malas palabras a duo, llorar o salir a mirar vidrieras; y si no quiere hacer nada de eso, que sepa que también esta bien, que estaras ahí para cuando salga de ese bache. Invariablemente va a salir pero no hay nada que puedas decir que la vaya a hacer sentir mejor. Solo con saber que estas cerca, se aliviana algo la carga ya que es bueno saber que una no esta sola en el camino. En algún momento del futuro, la amistad volverá a tomar forma otra vez pero en estos momentos, ella no tiene más energía que para enfrentarse a la horrible lucha que tiene delante.

20 de noviembre de 2006

La perfeccion no es humana

Bueno, no me saque el Lotto el fin de semana y encima me toco salir de viaje de trabajo. No me malentiendan, me encanta viajar pero los viajes de trabajo con poco tiempo, solo sirven para resecar la piel, hinchar mis tobillos y aumentar mis ojeras. Nada sexy para mi futura ovulación. Moriría antes de reconocer que ya me canso más que antes y le echare la culpa al sistema endocrino que, al parecer y dicen las malas lenguas, sufre con los viajes. Esa es la única adicción que aun no soy capaz de eliminar. En mi viaje por el maravilloso mundo de la fertilidad (no es un titulo tentador para un documental?) he eliminado, entre otros hábitos, el café, el cigarrillo, el vino tinto, los helados, el azúcar y la crema pastelera. Lo que no me quito Julia, me lo saco la china y como no quería sobre mi conciencia que existiera la menor posibilidad de haber cambiado un hijo por una docena de churros rellenos, no me quedo mas remedio que claudicar. Sin embargo el sabor por los viajes, el sonido de los aviones, los olores extraños, las sabores exóticos y los hoteles de montaña, siguen ejerciendo sobre mí una eterna fascinación. Es la única cosa divertida que me queda y pienso defenderla, aunque solo sea por rebeldía.

No niego que mis nueve primeros meses de vida austera y ciento por cien natural, produjeron excelentes resultados en mi cuerpo pero después de cinco FIVs puedo ya sacar ciertas estadísticas personales. Mis peores ciclos fueron los que hice sin intermedios decentes pensando que estaba corriendo carrera con el tiempo. No se equivoquen, el tiempo gana siempre, así que no vale la pena esforzarse. Una vez que una se libera del tic-tac del reloj, entonces una se puede tomar tres, cuatro o incluso cinco meses entre tratamientos y vivir como un ser humano normal y social en lugar de decir “tendrás un te descafeinado de hierbas, sin azúcar ni edulcorante?”. Son como unas vacaciones y puedo tomar una copa de vino con amigos o comer un salamin sin sentirme culpable. Esta bien, me sigo cuidando en general pero en cuanto siento la necesidad de auto flagelarme, recuerdo que al fin y al cabo, los seres humanos imperfectos también tienen hijos.

17 de noviembre de 2006

Es cuestion de estadisticas

Este fin de semana el Lotto de la Florida tiene un premio de treinta millones de dólares. Una cifra razonable para mantener en pie a mi familia, aun incluyendo cinco generaciones de vagos. Dicen que la probabilidad de ganar el Lotto en la Florida es de una en veintitrés millones. La gente hace colas con ojos llenos de sueños y billetes cada vez que existe este tipo de pozos y es cierto que la posibilidad de que alguien acierte es mayor, debido a la gran masa de jugadores, sin embargo, y este es el punto donde cae la falacia, la probabilidad de que una combinación especifica gane es la misma: una en veintitrés millones.

O. se preguntaba anoche que similitud existirá con la probabilidad de tener un hijo.

Vamos ver, si el veinte por ciento de las parejas son infértiles y cada mes existe un cinco por ciento de probabilidad de quedar embarazada para mujeres de mi edad, tenemos que por mes y en condiciones óptimas tenemos un uno por ciento de probabilidad de preñez. Si a eso le restamos el stress, el cansancio, las fiebres, las gripes, los viajes, los “hoy te toca empezar a vos/ no, te toca a vos”, las infecciones urinarias, los huracanes, los jefes mal llevados y mal traídos, los sustos de los impuestos y el magro apoyo del destino, el porcentaje se reduce dramáticamente a la mitad, lo que nos deja un mísero medio punto porcentual de dar en el blanco.

Sin embargo medio en cien sigue siendo un muy alentador panorama comparado con uno en veintitrés millones. Y si somos capaces de jugar al Lotto con la alegria y la esperanza de quien tiene en sus manos el potencial de ser millonario, por que no vamos a ser capaces de tener por lo menos el mismo nivel de expectativa acerca del milagro de la concepcion?

Quien te dice que no nos toquen los dos… Es sabido que los niños vienen con un pan debajo del brazo…

15 de noviembre de 2006

Oraciones

Hace mucho que no rezo a conciencia, sin contar el hacer la señal de cruz cada noche y en realidad, delegar la tarea ya que O. la hace por los dos, limitándome por mi parte a decir “amen”. Mis padres son católicos, tengo un tío sacerdote, una tía monja, he ido a colegios católicos toda mi vida y nunca he podido sentir en mi corazón ninguna de mis oraciones. Esta visto que la fe no se adquiere por codearse con religiosos, que las revoluciones comienzan por dentro y que Rubén Blades no tiene razón cuando dice que “se cree que con Dios conectando a uno, conecta a diez”.

El hecho es que no soy atea; pero mi mente racional cree que Jesús fue un hombre extraordinario y que Dios esta para cosas importantes, como por ejemplo… crear el mundo. Preguntarle a Dios que puedo hacer para tener un hijo seria como preguntarle a Bill Gates como ponerle un password a un documento de Word.

Anne Lamott es una escritora que me fascina, me entretiene y me hace llorar, todo en una sola pagina. Ex-alcoholica, intelectual, madre soltera y paranoica de un niño de siete años, tiene un estilo irreverente y humorístico de las cosas que me atrapa en cada una de sus obras. Estoy leyendo su libro “Traveling Mercies, Some Thoughts on Faith” (Algunos Pensamientos sobre la Fe) y entre risas y lagrimas me cuenta como de su pasado oscuro llego a creer en Dios y en si misma. Dice que sus dos oraciones mas poderosas son “Ayúdame, Ayúdame, Ayúdame” y “Gracias, Gracias, Gracias”. Admiro en cada hoja su habilidad para creer en ese Dios casero y amigo que la guía cada vez que tiene que tomar una decisión y me pregunto que hay que hacer para dar ese salto y vivir tan cerca Dios. Debe ser un alivio tener un hombro de ese tamaño donde apoyarse.

En los últimos días el tema de las oraciones me ha llegado por varios sitios. Desde la calcomanía en el guardabarros trasero del coche de adelante que decía en letras gigantes “Dios es el camino”, hasta el comentario de una de las lectoras de este blog, pasando por la extraña visita de una amiga mía, no excesivamente religiosa, a una virgen de su barrio para pedir por mi niño. Me pregunto si Dios ha dejado las sutilezas de lado dado mi alto nivel de escepticismo y me esta enviando señales cada vez mas directas para que me ponga a rezar de una vez por todas…

La verdad es que no se ni por donde empezar pero imagino que si es bueno para Lamott, será bueno para mi. “Dios, ayúdame, ayúdame, ayúdame a tener mi hijo/a”

13 de noviembre de 2006

Otra vez la temperatura baja

Ya me volvió a bajar la temperatura. Merde. Hace solo diez días desde esa extraña ovulación que tuve y ya tengo la temperatura como si me fuera a llegar la colorada mañana mismo. Quizá me llegue; lo mas probable es quien sabe.

El otro día me preguntaba O., después de pispear subrepticiamente mi grafica de temperaturas del mes y sospechar que el descenso de los últimos días no indicaba nada positivo, como era eso del termómetro diario. Muy fácil: me mido la temperatura cada mañana antes de bajarme de la cama y la anoto en una hoja; durante el periodo folicular, la temperatura esta en su nivel mas bajo, luego de la ovulación, se comienza a producir progesterona, la que incrementa la temperatura corporal en mas o menos medio grado; si hay embaraz, la temperatura se mantiene alta, sino, vuelve a bajar y se produce la menstruación y así sucesivamente cada ciclo. Hay un libro muy bueno sobre como medir los periodos de ovulación de forma natural y la verdad es que después de tantos años, una se va haciendo experta en el lenguaje del cuerpo y el arte de la infertilidad. El libro se llama “Taking Change of your Fertility”.

En fin, tengo algo de rabia hoy; espero que el ciclo siguiente sea mejor y ya tengo pensado utilizar un arma nueva en esta guerra que dicen que es infalible: empezar a rezar…

10 de noviembre de 2006

El placer de romper las reglas

Recuerdo cuando era chica, solía inventar juegos con mis amigas cuando salíamos a jugar después del colegio. Me gustaba la calle y vivía en un pueblo así que aprovechaba hasta el último rayo de sol correteando con mis vecinos ya que sabía que con la penumbra llegaba el toque de queda. “A ver quien llega mas rápido hasta la esquina con un patín” o “Vamos a dar la vuelta manzana en bicicleta sin manos” o “Vamos a caminar por la vereda sin tocar ninguna rayita, dale?”. Eran tareas tontas que solo servían de excusa para pasar mas tiempo con mis amigos. Creo que los niños siguen inventando historias en esta época aunque es una pena que ya no anden solos por la vereda; tampoco había computadoras y los video juegos los descubrí recien cuando tenía doce o trece años.

Algunas veces, cuando salgo de la oficina a almorzar, voy caminando despacio para tomar la mayor cantidad de aire freso y para darle tiempo a mis piernas para que se desentumezcan después de tenerlas enroscadas todo el día alrededor de una silla. Hoy mientras iba hacia mi restaurante favorito, mire el suelo y pensé con una sonrisa “voy a caminar sin tocar ningún borde hasta la esquina” Claro, el efecto con tacos altos y cuarenta años es algo mas grotesco y espero que algún futuro empleador no me haya visto en ese momento, pero fueron los pasos mas refrescantes del día. Al llegar al final pise firme con ambos pies el borde entre la vereda y el cordón y recordé el lejano placer de romper una regla o una conducta predeterminada. Fue como darle un pisotón al castillo de arena que te tomo toda la mañana diseñar y ejecutar.

Un rato mas tarde, me llama O. para recordarme que habíamos quedado con una pareja de amigos para ir a tomar algo a un lugar de moda después de trabajar y el diablito que había nacido caminando con pasos de camionero se sintió como si le hubiesen adelantado el cumpleaños. No se si mañana el ángel cauto y fértil, desde el otro rincón del ring le pegara una patada bien puesta al rojo pero hoy, después de muchos meses sin alcohol, me voy a tomar un martini de manzana en honor a mi infancia y al sabor de la rebeldía. Salud!

8 de noviembre de 2006

Paranoia

Definitivamente una no sabe cuantos agujeros tiene en el techo de su casa hasta que no le cae un buen chaparrón. Hoy me debato entre la hipocondria y la más directa paranoia.

Cuando creía que estaba diez puntos, después de unos fantásticos días de ocio y casino, el día de la ovulación comencé a tener unos dolores que me doblaban al medio. Me tome un analgésico y me pase todo el día pateando piedritas por los rincones, sintiéndome muy baja de energía y de moral. Al día siguiente me levante con bastante dolor y el abdomen hinchado. Merde. Será que no puedo vivir sin sorpresas? Y como el universo sigue empeñado en que siga aprendiendo mas y mas sobre el mundo fascinante del sistema reproductivo (mi próximo paso debería ser estudiar medicina), al día siguiente, aun con molestias al caminar y la panza como un tambor, llame al ginecólogo quien tuvo la deferencia de verme el mismo día. Me toco esperarlo un buen par de horas en el consultorio porque los turnos que revientan su agenda tienen prioridad pero finalmente me hicieron pasar. La enfermera que me acompaño desde la sala de espera llevaba mi expediente bajo el brazo haciendo un gran esfuerzo; comparado con el resto de los expedientes, el mio parece Godzilla; cuando yo llego, creo que ni siquiera lo buscan por apellido, le debe decir una a la otra “agarra ese! El que ocupa todo el estante…”. Un tiempo atrás, una de las enfermeras me dijo: “ya eres como de la familia…” y pense que, si ese es el caso, con gusto me anoto en la lista de huerfanos.

Después de un ultrasonido, el medico me aseguro que no me preocupara, que todo se veía bien y que me debería sentir mejor en un par de días. Me mando hacer análisis de sangre y un cultivo para descartar que hubiera algún tipo de infección importante. Me dijo también que cuando estos casos son aislados suelen ser porque quizá el folículo fue más grande de lo normal y pudo haber expulsado líquido o pude haber liberado dos óvulos en lugar de uno. Ante esa última posibilidad se me cayó la mandíbula; mientras me la recogía pensaba en la bendición que seria tener el doble de posibilidades este mes y en lo enrevesado que tendría que ser el destino para darme mellizos naturales a los cuarenta años y después de cinco años de búsqueda…

Sigo a la espera de los resultados de los análisis y mientras tanto, las agujas que me clavo hoy la acupunturista las sentí como si mi piel hubiera duplicado el número de terminaciones nerviosas. “Un poco sensible hoy, eh?” dijo ella mirandome con el ceño fruncido. Un rato mas tarde alguien que conozco me dijo que a ella le había pasado algo parecido el mes pasado pero fue de tanta gravedad que la tuvieron que internar y ponerla bajo morfina. Diagnostico: un quiste que se reventó en su ovario. Escuchar esa historia puede ser equivalente a terrorismo psicológico; en mi mente circularon imágenes que iban desde ovarios poliquisticos (enfermedad bastante frecuente en infertilidad) hasta endometriosis y tumores malignos. Me imaginaba embarazada y con una enfermedad incurable, tratandole de explicar a O. como usar el micro-ondas despues de mi ausencia. El ataque de pánico me lo quito en cierto modo la enfermera que me llamo para decirme que los análisis estarían listos para el viernes y la que con voz cansada y obvia me contesto: “nah… si hubiera un quiste, lo hubiera visto el doctor en el ultrasonido”. Suspire aliviada y acaricie mi barriga aun abultada mientras pensaba “ah… aun estamos en carrera este mes…”

7 de noviembre de 2006

Del inicio de la vida

Hace tiempo escuche un acalorado debate en España sobre el tema del congelamiento de embriones, donde se encontraban varios representantes a favor y en contra de determinados tratamientos de fertilización. Recuerdo una frase que me hizo mucha gracia; ante la pregunta a un medico especialista en reproducción sobre cuantos embriones tenían en ese momento congelados en su clínica, él respondió algo como “aproximadamente mil” y allí salta un sacerdote y dice indignado: “Pero vamos, tiene usté congelao a todo un pueblo”.

El debate sobre el momento exacto de la formación de un ser humano es histórico y seguirá existiendo ya que es un tema que involucra creencias religiosas y filosóficas, y por lo tanto, altamente debatibles y capaces de generar grandes pasiones. Yo nunca he pensado en los embriones no desarrollados como pérdidas de hijos; la sensación de pérdida terrible que me toca arrastrar después de cada intento fallido es otra, la de soledad, de oportunidad perdida, la de un deseo incrustado muy adentro del pecho que no puede ser complacido: el deseo de transformar una pareja en una familia. Filosófica y personalmente creo que el embrión no se convierte en vida hasta la implantación, hecho que sucede alrededor del sexto día después de la fertilización; y aun así, ese concepto de vida es muy limitado hasta su conversión en feto, cosa que se produce en la octava semana de embarazo. Hace varios años, la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, ante los embates de anti-abortistas que querían definir la fertilización del ovulo como el inicio de la vida, convirtiendo así en delito la destrucción de un embrión, emitió una resolución afirmando que no era posible contestar la pregunta de cuando comienza la vida humana en términos científicos claros. También es cierto que si algo no es científicamente comprobable, no quiere decir que no exista, pero significa al menos que cualquier teoría tiene el potencial de ser correcta.

Al parecer, los antiguos estoicos y los romanos clásicos no le daban entidad al embrión, percibiéndolo como parte del cuerpo materno así como un fruto cuelga de su árbol. La visión opuesta la mantenía Platón, quien le daba al embrión autonomía ontológica. Recién en los primeros siglos después de Cristo los romanos comenzaron a penalizar el aborto, pero no en el contexto de los crímenes contra la vida sino que se consideraba como una supresión de los derechos del hombre a tener un sucesor. La iglesia, filosóficamente influenciada por las teorías platónicas, se alineo desde un principio con la idea del embrión como entidad independiente y prohibió categóricamente el aborto. No obstante, las ideas de la época y la posición original de la iglesia distinguía el comienzo de la existencia humana con la presencia de forma humana y movimiento en el embrión, lo que se decía sucedía alrededor del día cuarenta. Con el tiempo esa distinción se perdió pero los debates continúan.

6 de noviembre de 2006

Mi historia con O.

Nuestra historia con O. tiene muchos recovecos y muchas alegrías. Nos conocimos en la universidad, mientras el estudiaba Económicas, igual que mi hermana y mi compañera de departamento, y yo Abogacía. Nos hicimos amigos, luego nos veíamos con más frecuencia y por fin, la atracción no nos dejaba estar separados. Fuimos novios durante más de un año y yo nunca había querido tanto a nadie. El destino, ayudado sutilmente por O., nos separo después de mi graduación y yo con el corazón roto en sesenta y siete pedazos me fui a hacer mi post-grado a Madrid. No supimos nada uno del otro hasta tres años más tarde en que nos encontramos en la boda de mi mejor amiga. El me pidió que volviera y yo, aun con las heridas abiertas, me limite a decirle que aun me quedaba mucho mundo por recorrer. Siete años mas tarde, la fuerza del destino hizo que un antiguo amigo común se encontrara con O. en la calle, que yo viajara a Argentina en invierno a visitar a mis padres y que este amigo nos invitara a ambos a cenar en su casa. Los dos solteros e intercambiando la misma electricidad de siempre, como si el tiempo no hubiera circulado. Ocho meses mas tarde estábamos viviendo juntos y un año después nos casamos.

En diciembre vamos a cumplir cinco muy felices años de casados. Desde el fondo de mi corazón pienso que siempre debimos estar juntos y que, si las almas gemelas existen, el es la mía y yo soy la suya. Aunque solo sea por eso, me resulta tan difícil creer que de esta unión no pueda nacer un hijo.

5 de noviembre de 2006

Cosas que pasan

Espero no herir la sensibilidad de nadie con este post pero he descubierto que mi marido a veces se inquieta con este blog.

La semana pasada estábamos de vacaciones, tirados panza arriba al sol cual lagartos sin patas, y la vida era bella. La libido andaba en su apogeo, con tanto descanso y tan bonita arena caribeña. De vuelta en Miami, la cuestión cambia radicalmente y los días de semana se convierten en sagrados ya que el tiempo libre es escaso. Si hay que elegir entre hacer el amor y cenar, normalmente uno opta por la barriga llena, ya que las necesidades se van llenando según un orden de prioridades que a veces tiene que ver mucho con el instinto de supervivencia. Desafortunadamente, durante la semana mágica, el deber esta por sobre todas las cosas y a veces hay que hacer un esfuerzo extra para no dejar pasar ninguna oportunidad.

Anoche, para animar un poco el ambiente, puse música celtica y recién bañada y perfumadita, espere a O. en la habitación. Sin embargo, los problemas saltan de los lugares más inesperados. En mi afán por lucir lo mejor posible, use en mi ducha nocturna un nuevo jabón exfoliante, natural y con perfume a lavanda, que, aunque muy agradable al olfato, resulto ser extremadamente seco para mi piel y elimino todo rastro de humedad de mis partes intimas visibles. El tema es que cuando estábamos listos para la guerra, el general de la batalla se negó a avanzar diciendo que el terreno era extremadamente áspero y escabroso como para arriesgar su mejor soldado. Entre risas por la situación, se nos fue el momento aunque un buen rato mas tarde, finalmente cumplimos con la misión. Alabado sea el Señor.

Dos segundos antes de dormirse, ya con los ojos cerrados, O. me dice: "no me quiero imaginar mañana tu blog..."

3 de noviembre de 2006

Cuando es tiempo de abandonar?

Durante los primeros días después de mi fallido quinto ICSI me sentí muy cansada. Me costaba respirar hondo y se me caía el pelo mas de la cuenta; sentía que había agotado mis recursos y no tenía ningún motivo para pensar que el próximo tratamiento iba a ser mejor que los anteriores, mucho menos si lo intentábamos de forma natural. Había algo en mi cuerpo o en la unión de nuestras dos cadenas de genes que se negaba a perpetuarse y no tenía modo de averiguar por que. Un mes mas tarde aun me sentía agotada, quería cerrar los ojos y olvidarme del problema que estaba más allá de todo nivel, no ya de control, sino tan siquiera de supervisión. El nacimiento seguía siendo un misterio y tal vez era así como debía quedar, aunque ello significara que yo nunca iba a tener la posibilidad de ver a mi hijo. Algunos días me levantaba con ganas de luchar y, escuchaba la voz de O. que decía incansablemente, “vamos a poner todo de nuestra parte mientras podamos, demos gracias al cielo de tener los recursos para hacerlo y no nos obsesionemos con los resultados; mientras nos tengamos el uno al otro, todo va a estar bien.” Otros días me levantaba con ganas de patear la computadora y odiando cada segundo de mi vida desde el momento en que decidimos tener un hijo. Por ventura esos segundos habían sido también los más felices de mi vida, por lo que la ambivalencia solo lograba aumentar mi dolor de cabeza pero me mantenía en pie.

Nunca me dio envidia el resto de la humanidad pero me preguntaba que era lo que a mi me hacia tan especial. A veces, sin quererlo, me quedaba mirando a alguna mujer embarazada que veía el supermercado o en la mesa de al lado de un restaurante intentando captar el secreto detrás de sus facciones pero nada; no lograba ver el patrón común que unía a las preñadas, conjunto del cual había quedado excluida por alguna extraña razón. “Que tiene ese cuerpo que no tenga yo?” decía mi mirada inquisidora.

Como podía seguir creyendo que algún día iba a llegar a tener un hijo? Como podía seguir manteniendo la fe? Y aunque algún día olvidara la idea de tener un hijo biológico y optara por la donación de óvulos, que me garantizaba que aun así, iba a quedar embarazada? La cuestión es que en esta vida no hay garantías, ni seguridad ni seguro contra las sorpresas. Y aunque por alguna fracción de segundo me encontré en la disyuntiva emocional de seguir buscando respuestas en mi lucha contra la infertilidad, aunque ello significara mas desilusión y mas dolor o aceptar que existe la posibilidad de que quizá nunca llegue a tener un hijo y así rendirme al destino que, de todas formas, seguía haciendo lo que le daba la gana, ese pensamiento era simplemente fugaz. Alguna gente puede preguntarse cual es el impulso masoquista que me lleva a exponerme una y otra vez a tanto sufrimiento pero es que dejar de intentarlo no es una opción para mí. Porque olvidar la idea de tener un hijo es más doloroso que las inyecciones, las desilusiones y el dolor en el pecho.

Lo que me lleva a la pregunta que muchas ya se han hecho antes: cuando es tiempo de tirar la toalla? Sin temor a equivocarme, sospecho que cuando el dolor de seguir intentándolo es mayor que el dolor que supone el abandonar la lucha.

2 de noviembre de 2006

La vegija no quiere cooperar

Estamos en la semana “mágica” y yo con infección urinaria… Resulta que una se dedica todo el mes a tapar los agujeros del colador tomando mis hierbas, tes, vitaminas, algas, verduritas y demás comida orgánica y libre de antibióticos para que el agua reviente por un resquicio olvidado.

Llevo años con estas benditas infecciones que van y vienen y no se deciden a encarar la retirada definitiva. Después de varias visitas a médicos y urólogos, descubrí que no hay razón aparente para la aparición de las infecciones, excepto quizá una pequeña sobredosis de sexo (y no se de que otra manera concebir; lo intente con FIVs pero no resulto…). Según el medico, parece ser que la vagina esta muy cerca de la vejiga y a veces el roce produce irritación. Que cual es el mecanismo de la irritación para producir infección? Es uno de los tantos misterios médicos, lejanos a mi comprensión.

Durante mucho tiempo tome religiosamente los antibióticos que me recetaba mi medico pero hace ya mas de un año decidí probar métodos mas naturales y menos agresivos con mi cuerpo. El mejor resultado lo obtuve con el arandano (“cranberry”), esa frutita roja, chiquita que tiene un sabor mas acido que la soledad. Aunque se consigue en capsulas, encuentro que es mas efectivo el jugo (orgánico, por supuesto) ya que cumple la doble misión de incorporar mucho liquido al sistema urinario. Entre los dos litros de agua que hay que tomar cada día, el jugo y los tes de hierbas, bien podría instalar un inodoro en mi oficina para no perder tanto tiempo…

Ayer mi acupunturista me agrego otras hierbas para acelerar el proceso de curación y algo de todo eso parece estar funcionando ya que hoy el ardor ha disminuido bastante.

El único objetivo en mira de todas formas en estos días es el sistema reproductivo y la inminente ovulación, por lo que, cual soldado en tiempo de guerra, habrá que dejar de lado los sistemas secundarios, ponerse el casco, empuñar el fusil y disparar hasta dar en el blanco…

1 de noviembre de 2006

El matrimonio y la infertilidad

Es sabido que la infertilidad pone el matrimonio a prueba pero también te enseña la garra y el relleno de la persona con la que uno se caso.

O., que no es el hombre mas paciente de este planeta, merece un gran premio por ayudarme en todo momento a mantener la cabeza sobre mis hombros cuando yo sentía que pisaba con los omoplatos y por sostener mi corazón cuando estaba a punto de reventar en pedazos. Además de seguir calladamente todas las instrucciones (del medico y de la bruja que tiene al lado) y a pesar de sus aprehensiones a las agujas, le toco la inhóspita tarea de aprender a ponerme inyecciones intramusculares. Cualquiera le echa mano a una subcutánea pero una aguja de cinco o seis centímetros inspira poco menos que respeto. Dado lo vital que es la progesterona en los días posteriores a la ovulación y puesto que no se puede asumir que el cuerpo va a producir la cantidad de hormona necesaria para la subsistencia del embrión, es practica común la indicación de inyectarse progesterona natural hasta la prueba de embarazo, y durante el primer trimestre, si la misma es positiva. Aunque otros doctores optan por otro tipo de aplicaciones, mi medico pensaba que el nivel de absorción de las inyecciones intramusculares era muy superior a otros métodos por lo que me toco dejar mi cola librada a la pericia de O. Debo admitir que se transformo en un experto.

A diferencia de otras parejas, la nuestra se fortalecía con cada cachetada que nos daban. Debo también reconocer que tenemos los dos una naturaleza optimista que casi raya en la estupidez. O. siempre ha estado convencido que tarde o temprano vamos a tener un hijo y yo le creo; es el mas chapucero de los autoengaños pero funciona, lo que deja demostrado lamentablemente nuestro bajo nivel de sofisticación. Los peores momentos, aquellos que se sienten como una patada en el estomago, fueron los “días después” de cada intento frustrado; esos días contenían mas dosis de realidad de la que estábamos dispuestos a tolerar, por lo que cargábamos con la tristeza a cuestas, juntábamos los pedacitos de corazones y seguíamos con nuestra vida.

30 de octubre de 2006

Los seguros medicos y los abogados

Mi primer FIV fue en Argentina. Luego de la profunda desilusión del fracaso (el primero es el más fuerte, el más concreto, el más desconcertante), en abril del año siguiente, considerando que todo estaba listo para el nuevo intento, comencé con el nuevo ritual en Miami: pastillas anticonceptivas durante un mes junto con inyecciones de Lupron, que me daban un tremendo dolor de cabeza. Lupron trabaja enviando señales a la pituitaria similares a las que envía el hipotálamo para que produzca FSH y LH, con la diferencia que la dosis es tan alta que la pituitaria de desensibiliza y deja de producir ambas hormonas. Es una forma de engañar a la pituitaria para que deje de trabajar: por saturación. Lo peor de todo fue cuando me dijeron que me tenía que poner yo misma las inyecciones, cada mañana, en la barriga. La mire a la enfermera con cara incrédula y, mientras me acomodaba la mandíbula, le pregunte “inyecciones yo?”. Obviamente la señora ni se molesto en contestar tan profundo pensamiento y trajo sus agujas, jeringas y frascos para comenzar las lecciones.

Al comenzar la siguiente menstruación, comenzó el verdadero tratamiento de estimulación hormonal. Y como dice mi madre “no quieres caldo, pues toma tres tazas”, es decir, si me asustaba darme una inyección diaria, terminé poniéndome tres por día y hasta cuatro, hacia el final del proceso. Vale aclarar que, al igual que la pituitaria y por saturación, termine insensible a los pinchazos y me los aplicaba como quien se aplica una crema humectante por la noche y por la mañana. Quien me hubiera dicho que varios meses mas tarde llegaría a ponerme hasta una inyección intramuscular en la cola mirándome al espejo.

Resulta que en este país de “hágalo-usted-mismo” estas a merced de tus propias habilidades, cosa que no me parece tan mala si una esta hablando de pintar el garaje o llenar el tanque de gasolina, pero que me da escalofríos si se trata de llenarte la panza de agujeros. Imagine que algún día, a fin de abaratar costos de seguro medico, le entregarían al paciente un set de herramientas médicas y media docena de embriones listos para ser transferidos en la comodidad de su hogar. El hecho es que no hay clínica ni enfermera que te ponga una inyección, a menos que estés internada, y la culpa la tenemos los abogados. Pacientes demandando a doctores, doctores demandando a compañías de seguros, compañías de seguro demandando a doctores y abogados oportunistas engordando sus cuentas bancarias; esa es parte del panorama de la salud en Estados Unidos en el siglo veintiuno. Las estadísticas dicen que la mayoría de las demandas son favorables a los médicos o enfermeras ya que normalmente no hay negligencias, pero mientras tanto, y en la búsqueda por parte del abogado de su billete de lotería ganador, preciosos recursos se han invertido en el camino que hacen que, no solo la salud sea mas cara sino que médicos y enfermeras tomen un papel defensivo en la aplicación de la medicina.

29 de octubre de 2006

El desgaste financiero

Sin pensarlo mucho y con el convencimiento de que cuantos mas intentos se sucedieran, mas alta era la probabilidad de embarazo, le dijimos al medico que queríamos iniciar nuestro tercer tratamiento de forma inmediata. Es usual que los doctores requieran uno o dos meses de descanso, luego el tradicional mes de pastillas anticonceptivas y para julio estaba lista para empezar con los nuevos pinchazos. Esta vez, el protocolo fue diferente dada la baja respuesta obtenida por el Gonal-F. El medico opto por altas dosis de una droga similar, Follistim, para estimular mis ovarios, acompañado por el ya conocido Repronex y rematado por el antagon y el HcG. Para esa altura, recuerdo lo fácil que ya me resultaba aplicarme las inyecciones; ya no había mas moretones ni pellizcos adoloridos. Todas las inyecciones eran subcutáneas por lo que no requerían mayor precisión; solo que entrara el líquido en la piel.

El tema de los seguros médicos y sus coberturas en casos de infertilidad es absolutamente deplorable. Aun en esta época se considera a las fertilizaciones como un lujo y solo trece estados de los Estados Unidos en la actualidad poseen legislación apropiada que obliga a las compañías a cubrir el coste de estos tratamientos, con mayor o menor cantidad de limitaciones. En Florida, no existe ningún tipo de cobertura y cada intento era un mordisco generoso en el bolsillo. O. (quien suele ser por lo general bastante tacaño) curiosamente, no quería ni siquiera escuchar quejarme del costo de los tratamientos ya que hay cosas, decía, que no tienen precio. Y yo lo admiraba más por eso, ya que lo último que quería era una preocupación más porque este tigre ya tenía muchas manchas.

28 de octubre de 2006

Mis primeros pasos

Recuerdo mis primeros pasos en el camino de la infertilidad con mas desconcierto que dolor. Después de unos cuantos meses de buscar el bebe sin resultados visibles, muchos viajes para mi y mucho stress laboral para O., vuelvo a ver a mi ginecólogo, quien inmediatamente me derivó al piso de arriba donde tiene sus oficinas un prestigioso centro de infertilidad de Miami. Ese cambio de piso, fue el primer toque de realidad que recibí. Mientras esperaba en la sala, leía reportes, estadísticas y notas de prensa como si se tratara de problemas de otro, de números que nada tenían que ver conmigo. Un largo informe de una acupunturista, recomendada por el instituto, parecía interesante, pero a $80 la hora, dos veces por semana, el tratamiento me parecía un robo. Cuando la enfermera me hizo pasar, mi corazón latía a la velocidad de la luz; los pasillos de las oficinas estaban repletos de fotos de bebes, la mayoría de ellos, mellizos, cosa que en aquel momento me pareció curioso. Me recibió la endocrinóloga, rápida y eficiente, de pocas palabras, echo un vistazo a mi historia medica, luego la de O., vio que llevábamos mas de un año (limite medico de la fertilidad) intentando concebir y comenzó una explicación, acompañada de un dibujito que aun conservo, que no estaba preparada para escuchar. Básicamente, dijo que a los treinta y siete años no podía perder mas tiempo y que solo necesitaba un examen para saber si el esperma de O. era capaz de penetrar el ovulo, ya que los óvulos endurecen su capa pelúcida con el paso del tiempo, para, de ese modo decidir si me aconsejaba una inseminación intrauterina (IIU) o una fertilización in vitro (FIV) con inyección intracitoplasmatica de espermatozoides (ICSI).

Su diagnostico ni siquiera fue un shock; fue simplemente otro idioma. Si me hubiera hablado en sánscrito, para mi hubiera sido lo mismo. Yo fui a verla para que me diera una pastillita que me elevara el nivel de algo y que me permitiera concebir, y ella me salio hablando del precio del barril de petróleo. Mas ofendida que frustrada, le pregunte cuales eran mis probabilidades de concebir de forma natural y me respondió “a tu edad? 10%, quizá menos”. “Hay algo que pueda hacer para mejorar esa probabilidad?” “Si, IIU o FIV”.

Salí de su oficina con cara de haber perdido unas cuantas neuronas por el camino. Me senté en el coche cargada de folletos explicativos, dibujitos, lista de precios, servicios adicionales, opcionales y programas de financiación. No entendía porque algo tan sencillo se había convertido en un proyecto tan sofisticado ni porque los precios tenían tantos ceros a la derecha.

25 de octubre de 2006

Anécdotas de mi primera FIV

El día que estaba prevista la extracción de los óvulos, nos levantamos temprano y fuimos a desayunar un rico café con leche con medias lunas (para quienes no son argentinas, son una especie de croissants en miniatura). Con la pancita llena y satisfecha nos dirigimos a la clínica, donde todo iba bien hasta que llego el anestesista y me pregunto cuantas horas hacia que había comido. Aparentemente era de conocimiento popular que no se debe comer nada por lo menos ocho horas antes de tener anestesia general, información que hubiera sido útil tener antes de mi opíparo desayuno. Corridas internas y charlas frenéticas de pasillo mientras el anestesista decía que no me daría anestesia general con el estomago lleno de medialunas, el doctor aun no llegaba, y yo, vestida con una bata verde de hospital del grosor de una amapola, moría de frío sobre una camilla.

Una vez que los folículos están maduros, y se inyecta el HCG, existe un plazo de pocas horas para extraerlos. Mi preocupación era que se hubiera estropeado el tratamiento por un fallo administrativo. Finalmente, el Dr. L. puso un poco de calma al ambiente, indicándome que me iban a poner anestesia parcial en lugar de total, cosa que me pareció muy razonable, hasta que vi venir una aguja del tamaño de mi brazo, derechito hacia mi columna. Me abracé fuerte a la enfermera, cerré los ojos y me encomendé al cielo. Al poco rato, no sentía nada de la cintura para abajo y, aunque el procedimiento duró poco mas de veinte minutos, yo seguiría inmovilizada por casi seis horas. Todo el mundo bromeaba a mi costa en el quirófano, diciendo que si era niña, debería llamarse “Luna”…

23 de octubre de 2006

La sabiduria popular nunca descansa

Una amiga me recordó hoy que hay una conocida de una amiga de una prima de la novia del padre de un compañero de escuela de su hijo que quedo embarazada justo cuando había decidido abandonar la búsqueda, engordar y ponerse a fumar… O sea que si quizá me relajo, como chocolate todo el día y me compro unos paquetes de Marlboro, yo también repita la misma suerte.

Creo que ya toque este tema hace un par de semanas pero aquí voy de nuevo. Esta mujer no quedo embarazada por su nuevo estilo de vida sino muy A PESAR de el. Todo el mundo conoce a la amiga de una amiga o a la prima que adopto y quedo embarazada pero cada caso de infertilidad tiene tantas variables como personalidades existen en este planeta. Cuantos años tenia? Era demasiado delgada? Como era su reserva ovárica? Como era su menstruacion? Como era su fase luteal? Cual era su estado emocional? Cual era el conteo y la motilidad del esperma de su marido? Y la morfología? Como funcionaban sus tiroides? Y así podría seguir analizando y destripando cada caso en una conversación muy aburrida que podría durar horas. Un pequeño cambio en el comportamiento puede provocar una reacción en cadena en el funcionamiento hormonal.

La infertilidad es una condición medica y aquellas parejas que logran un embarazo después de meses de “relajarse” nunca tuvieron problemas, para empezar. Aquellas que nos quedamos en el remanente veinte por ciento de mujeres en estado de espera (no ya dulce sino tirando a agria) somos las que no necesitamos irnos a un crucero o comernos un lechón. Hemos pasado cirugías, tratamientos hormonales, inseminaciones, fertilizaciones y años de tener a médicos y enfermeras hurgando por el cuerpo y aun asi, hay parejas que no tendrán hijos nunca. Son muchas más las parejas que adoptan y nunca tienen hijos biológicos, que las que quedan embarazadas. Y por cierto, la receta del relajamiento ya la probé hace unos años y tampoco resulto.

Y eso me lleva de la mano a alguna que otra perlita que aun escucho: 1.- “hay cosas peores…” Por ejemplo, que me violen? O le dirías a tu amiga a la que se le acaba de morir su madre: “no te preocupes, podría ser peor; se podría haber muerto también tu padre”; 2.- “quizá sea el designio de Dios…” le dirías a un diabético que quizá es el deseo de Dios que no tenga insulina?; o 3.- “que suerte que tienen, pueden viajar y dormir hasta tarde…” minimizar el problema no lo hace mas tolerable; si mi marido me dejara, podría quedarme leyendo en la cama con la luz prendida hasta las tres de la matina pero adquirir ese derecho ni siquiera se asoma a compensar la increíble perdida que seria no tener a O. a mi lado.

Tener una amiga con problemas de fertilidad no es tarea fácil; es desgastante y hagas lo que hagas y digas lo que digas, en algún momento vas a meter la pata. Somos extremadamente vulnerables, volátiles, nos aislamos a veces en cavernas y otras salimos a patear tachos de basura; con los años aprendemos a tolerar esta comedia de errores pero mientras tanto, no siempre somos compañía agradable. Una cosa es segura, sin embargo: necesitamos esa amistad incondicional más que nunca.

Estos temas me ponen muy emocional. Deben ser mis hormonas desequilibradas. O las bombas de crema que me acabo de comer.

22 de octubre de 2006

Tabúes

No puedo evitar decir la palabra hijo con un poco de vergüenza, como quien no tiene derecho a nombrar aquello que no conoce. Es el mismo sentimiento que me cierra la boca a la hora de hablar de hijos ajenos. En cuanto creo que tengo algo que decir sobre si los niños debieran o no comer cierta comida o dormir con sus padres o despertarse al mediodía, veo (o imagino) los ojos de todos los padres y madres del mundo diciéndome: "y que podes saber vos de hijos?; te levantaste algún día a las 2 de la mañana para salir corriendo a la sala de emergencia con tu niño volando de fiebre? Tuviste que amamantar alguna vez a un niño cada dos horas? Cuantos pañales has cambiado en tu vida? No tenés idea de lo que estas hablando.". Y ahí mismito me callo.

Debo reconocer que tienen cierta razón. Es el mismo argumento que uso para criticar a los sacerdotes que disertan sobre el matrimonio. Por lo menos, y en mi defensa, yo alguna vez fui niña y sigo siendo hija, mientras que los curas solo dicen estar casados con Dios, con cuya compañía invisible debe ser bastante fácil de convivir.

Otra palabra que me cuesta nombrar, y no por falta de experiencia sino por cobarde, es infertilidad. Sus letras me chocan como sentencia firme y en contra, como fatalismo y calamidad, como invierno eterno. Me niego a aceptar la situación como permanente, y tal vez sea la niña ilusa y optimista que hay en mi, la que me hace esperar a mi niño cada mes desde hace casi cinco años.

Hoy llego la maldita menstruacion. Merde. No estoy de muy buen humor...

20 de octubre de 2006

Aprender mas de nuestro cuerpo

Es sinceramente increíble, y además vergonzoso para el sistema educativo, lo poco que conocemos del funcionamiento de nuestro cuerpo. La mayoría de las mujeres ni siquiera saben que nacen con todos los óvulos que van a tener por el resto de sus vidas. O que cuando ovulan su temperatura corporal sube y que eso es debido a la presencia de progesterona. O cual es el rol de la glándula pituitaria en el sistema reproductivo o para que sirven las hormonas. Y lo mismo es aplicable al resto de los sistemas biológicos. Ignoramos nuestros procesos vitales, actuamos como si tuviéramos muchas vidas y nuestros cuerpos fueran descartables. No tenemos la menor idea de por que el cuerpo se enferma y confiamos en que cuando eso pasa, algún medico nos va a arreglar. El medico, que solo nos ve diez minutos en el peor de nuestros momentos, asume cual es nuestro desarreglo a partir de un síntoma aislado pero no sabe, y a veces ni siquiera le importa, si nuestra comida fuerte del día suele contener suficiente grasa para mantener una ballena, o si sufrimos de mal de amores o si nuestro hijo es hiperactivo. La inconsciencia con la que provocamos nuestras propias crisis es alarmante y aunque el dolor nos tire al suelo de rodillas, insistimos en eliminar el dolor, no la causa del mismo.

Personal Blogs - Blog Top Sites Blogalaxia BlogESfera Directorio de Blogs Hispanos - Agrega tu Blog Personal blogs Top Blogs Blogarama - The Blog Directory blogs Personal Blogs
Create blog Anécdotas, historias y relatos TOP 100 WEBLOGS Family Blogs - BlogCatalog Blog Directory