Hoy se cierra un capítulo en mi vida y espero que se abran muchos otros. Desde hace un tiempo vengo arrastrando los pies a la hora de sentarme a escribir en esta página y he decidido, finalmente, escribir el capítulo final de este blog.
Muchas razones y ninguna en particular me llevan a firmar esta despedida, aunque podría destacar que este blog nació hace casi cuatro años como una válvula de escape. Vino a cubrir una necesidad de expresarme que ahora ha sufrido una importante metamorfosis. Y no creo que el único responsable de este cambio sea mi papel de madre, porque mis deseos de introspección se vienen gestando desde hace un tiempo. Sigo riéndome de la vida, teniendo el mismo miedo que cuando esperaba las betas y seguiré siendo el terror de los médicos, pero también, seamos sinceros, toda novela tiene que llegar, algún día, a su fin, para no aburrir. Hasta Dinastía tuvo que acabar cuando los escritores no pudieron inventar más maldades para JR.
Quisiera dedicar algo de tiempo a escribir un libro, aunque no se si algún día tomaré coraje. O quizá me vean disfrazada de juglar en algún otro blog de esta gigantesca red. También me reservo el derecho de cambiar de opinión y volver...
Gracias, gracias, gracias por estar ahí, del otro lado de los cables, durante todo este tiempo. Por aguantarme mis idas y venidas, mis puteadas y mis carcajadas.
Hasta pronto!
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13 de julio de 2010
No es más que un hasta luego
25 de junio de 2010
Hoy es un día muy triste
Mataron ayer a una persona que yo quería mucho. A sangre fría.
Esa es la Argentina que me da vergüenza y miedo. La que no quiero para mi hijo ni para ninguna persona decente. Sé que la muerte tiene la habilidad de llegar a cualquier parte pero no tiene derecho a entrar así, a traición y entre manos de cobardes.
Ojalá se pudran y se caigan de a uno esos dedos ensangrentados, para que nunca más puedan tocar un ser inocente. Ojalá fermenten sus ojos en los cuencos, para que nunca más vean la luz del sol ni la mirada de sus hijos.
Mientras tanto, que Su alma descanse donde descansan las almas de la buena gente. Porque El se lo merecía. Queda por siempre en mi corazón.
18 de junio de 2010
La Rana Azul
Me acabo de abrir una tiendita divertida en Facebook...
Vayan a visitar a La Rana Azul!! (haganse fans, pasen la voz y denme consejos para mejorar la página!!)
Me siento Cyrano de Bergerac. Ahí voy, con mi espada y mi pluma.
14 de junio de 2010
2 de junio de 2010
Concurso de relatos de tablondeanuncios.com
Este es un concurso de microrrelatos para bloggers sobre anuncios clasificados. Los comentarios aportan información para los jurados, así que siéntanse libres de hablar abundantemente acerca de las bondades del relato. En el remoto caso que no les guste demasiado, por el contrario, se agradece la brevedad. ¡Quiero ganarme ese Kindle!!!
ADIOS A LAS CACEROLAS
“Al hombre se lo conquista por el estómago”, decía mi abuela. Y así aprendí a cocinar. Sin particular interés ni esfuerzo desmedido. Al fin y al cabo, para llenar una panza vacía tampoco se necesitaba ser tener demasiados bríos. Con el paso de los años y la avidez estomacal de mi marido fui acumulando una cuantiosa colección de libros de cocina; mi mano fue elevando el pasatiempo a su mejor expresión pero el producto final siempre fue más técnico que artístico. Debo confesar que nunca amé la cocina, por más libros sobre repostería que haya escrito.
La crisis de la mediana edad le llegó a mi esposo con auto nuevo y un principio de úlcera, pero mi mano se adaptó fácilmente a la comida alcalina y sin picante.
Hoy, sentada en mi sillón favorito y curioseando apaciblemente por Internet, sólo espero que se retuerza con las hamburguesas quemadas que le prepara la rubia. Era inútil como secretaria e inservible como cocinera, tal como me lo demostró con la torta de cumpleaños que tuvo el descaro de traerme, cuando yo aún no sabía de sus actividades clandestinas.
Pasé por tablondeanuncios.com y sonreí, con alivio, al ver mi clasificado en letras negras: “REGALO COLECCIÓN DE LIBROS DE COCINA. Mucho uso y cuantiosas anotaciones que ensalzan su valor. Si se atreve a usarlos, llame a 954-487-0001”.
El teléfono no paraba de sonar. Pobres. Esclavos de los cucharones.
Concurso de relatos sobre anuncios clasificados de tablondeanuncios.com
24 de mayo de 2010
No doy la teta, ¿y qué?
Nunca toqué este tema por falta de tiempo y no de ganas, pero acabo de leer un artículo sobre amamantamiento que me volvió a poner la sangre a punto de ebullición. Cuando alguien dice que es muy raro que alguien no tenga suficiente leche para amamantar a su hijo y que el problema suele ser la falta de conocimiento y la inseguridad, siento que me están insultando.
La campaña para dar el pecho es tan gigantesca y tan opresiva que hablar de mamaderas es casi considerado un pecado y de los mortales. Estamos de acuerdo en que la leche materna es genial pero nadie quiere admitir que existen numerosas razones por las cuales alguien no pueda o no quiera dar el pecho. Todo el mundo parece ignorar esos hechos porque son políticamente incorrectos y dejan a las pobres madres en sus burbujas de frustración, confusión, desconocimiento y culpa.
Hay muchas razones por las que no se puede producir leche y puedo nombrar el parto prematuro, la falta de contacto inmediato con el bebé y el stress; sólo por mi insistencia en buscar causas a los problema que, a veces, no lo tienen. Mi médico simplemente se encogió de hombros y murmuró un “quién sabe” mientras la doctora asociada que me visitó en la clínica, al ver mi cara de frustración, me dijo “yo sólo le di el pecho al primero de mis tres hijos y no noté la diferencia con el resto… Así que no te preocupes”. Cuando se ha tardado una seis años en concebir a un bebé, el amamantamiento es algo especial que una madre quiere compartir con su hijo. Una no quiere más doctores ni consultores ni ningún tipo de intervención externa. Pero como dice el dicho “si quieres escuchar reir a Dios, cuéntale tus planes” y yo escuché las carcajadas.
Lo probé todo, porque quería lo mejor para Maxi y me hicieron creer que lo mejor era yo. Fuí a ver a dos consultoras de lactancia, tomé hierbas y malta, me puse paños tibios, me compré el mejor sacaleches, leí mil artículos sobre el tema, luego alquilé un sacaleches en una clínica porque, supuestamente, eran de calidad “profesional” y aún así, sólo lograba llenar un centímetro de las mamaderas. Cuando Maxi estaba en la incubadora, veía entrar a las vacas lecheras con sus bolsas llenas de leche para sus hijos y volvían a mí imágenes de conejas llenas de hijos, mientras a una se le escapaban los embriones entre las manos. Ya estoy acá, pensaba, otra vez batiéndome contra la naturaleza. Que lo parió.
Como mi naturaleza lo manda, seguí buscando ayuda y sólo me topaba con los sermones de las lecheras. En realidad, creo que buscaba que alguien me dijera que no soy la única y que mi hijo no se iba a morir de una terrible enfermedad si le daba un biberón. No pude encontrar en Google un solo sitio serio donde pudieran admitir la posibilidad de no dar leche materna. Cuando una mujer, en la clase de recién nacidos, me empezó a hablar de la importancia de “seguir intentando”, se me salieron los frenos y le contesté algo como “hasta hace dos días, mi hijo se alimentaba con sonda, así que, que haya aprendido a succionar de una mamadera, lo considero un triunfo. Con tal que coma, a mi ya me va bien.”. Se quedó muda.
Sin haber acabado de sacudirme la culpa con la que te presionan los medios, a los dos meses y medio tiré la toalla.
Lo que, finalmente, quiero decir es que hay veces en que no se puede dar el pecho, ya sea porque tiene escasa leche o porque la madre está tomando cierta medicación que podría pasar a su niño (como lo aprendí de mi vecina de incubadora, quien me lo contó entre lágrimas). Otras veces, la madre no tiene la inclinación o el deseo de dar el pecho por sus propias razones personales, y está en su derecho de hacerlo. No es cierto que las madres hayan hecho ese trabajo, sin problemas, durante siglos, como se llenan la boca diciendo algunos supuestos “expertos”. Si una se toma el trabajo de hablar con madres y abuelas, en la Europa de la guerra, muchas madres, pobres y cansadas, no producían mucha leche. Sus niños lloraban todo el día hasta que se cansaban y se quedaban dormidos. Algunos morían, débiles e incapaces de combatir virus y bacterias; otros más afortunados e hijos de mujeres más pudientes, contrataban nodrizas.
Los supuestos expertos en el tema deberían arrastrar la carga de ser más compasivos con todo tipo de situaciones ya que la gente se apoya en ellos. Las mujeres que no dan el pecho no son, por ello, menos madres, y asustar con los perjuicios de la fórmula nos hace volver a la Edad Media, en la cual se amedrentaba a los feligreses con las condenas del infierno. Quiero pensar que hemos crecido como civilización.
No existe el bien y el mal en algunas situaciones; y si tenés que darle mamadera a tu hijo, te tengo una noticia: no pasa nada…
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